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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Fritz Du Bois, La opinión del directorDesde el relevo de gabinete en diciembre pasado, por resentimiento o engreimiento de algunos de los que fueron cambiados, se está buscando dar la impresión de que la administración estaría efectuando un giro dramático.

En primer lugar, llama la atención la poca lealtad de quienes, ni bien 'renunciaron' (evidentemente no fue voluntario), salieron a echarle barro al gobierno del cual, hasta horas antes, habían servido como funcionarios. Al margen de las diferencias que tuvieron, uno hubiera esperado algo de solidaridad con quienes se han quedado.

Por otro lado, el planteamiento de que el Gobierno se ha vuelto liberal o se ha 'derechizado', como dicen los involucrados, no parece –desafortunadamente– ser válido. Ni las nefastas propuestas de los 'expertos' laborales que el Ministerio de Trabajo ha designado ni el absurdo retorno a la reforma agraria que el ministro de Agricultura está propugnando estarían dentro de un programa de gobierno para desarrollar una economía de mercado.

Más bien, uno tiene la sensación –tras la amenaza de retiro de la congresista Mavila– que lo que viene ocurriendo es un episodio más de la usual fragmentación de la izquierda peruana, sumado al hecho de haberse dado cuenta de su falta de experiencia y capacidad para gobernar cuando estuvieron encima del caballo.

Sin embargo, este proceso no tiene por qué resquebrajar al Gobierno. Al contrario, en el Ejecutivo, los 'renunciados' fueron reemplazados y las cosas han mejorado. Mientras que en el Parlamento no llegarían ni a 10 los que se sienten 'traicionados', con lo cual, de retirarse de la bancada oficialista, esta aún contaría con más miembros que los que tuvo el Apra, que no tuvo dificultad en aprobar normas durante cinco años.

Al final, el alejamiento de algunos que inicialmente lo apoyaron le permitirá a Ollanta Humala saber con quiénes realmente contará durante su mandato.