EXTRAÑA DECISIÓN. Tomás Garay se mantuvo como director de la prisión más caótica del país por cuatro meses. (David Vexelman)
EXTRAÑA DECISIÓN. Tomás Garay se mantuvo como director de la prisión más caótica del país por cuatro meses. (David Vexelman)

Redacción PERÚ21

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El coronel Tomás Garay había mostrado gran disposición para poner orden en el penal de Lurigancho, el más poblado y caótico del país. Desde que se hizo cargo del presidio, en febrero de este año, impuso normas estrictas y ordenó que se efectuaran varias requisas en los 23 pabellones.

¿Quién no recuerda la incautación de 600 gallos de pelea que los reos mantenían ocultos? Es más, dispuso el retiro de los equipos de refrigeración de las 'celdas de lujo' y decomisó celulares, pistolas y armas blancas (ver cuadro).

A pesar de la eficiencia que mostró, a Garay lo separaron ayer de su cargo. La razón, según su institución, fue que el oficial había dispuesto que todos los presos se cortaran el pelo (casi rapados) para evitar fugas. Sin embargo, circularon versiones de una supuesta presión.

Curiosamente, uno de los primeros que criticó la medida del corte de cabello fue el propio jefe del Instituto Nacional Penitenciario (INPE), José Luis Pérez Guadalupe, quien el último miércoles dijo: "Nadie puede obligar a otra persona a someterse a este tipo de actos".

Ese mismo día, el ministro de Justicia, Juan Jiménez, señaló que "la propuesta vulnera los derechos fundamentales de las personas".

Otro de los cuestionamientos surgió en la Defensoría del Pueblo. Esta institución recomendó dejar sin efecto la disposición que, argumentaron, atentaba contra los reos.

¿EJERCIERON PRESIÓN?Ayer, el director de Operaciones de la Policía, general Abel Gamarra, fue el encargado de anunciar la separación del coronel Tomás Garay, quien será destacado a otra unidad. Su reemplazo es el coronel Luis Morales Marchinares.

Además, Gamarra indicó que a Garay se le abrirá un proceso disciplinario –al que son sometidos los que cometen faltas graves– debido a las quejas de los presos.

El general negó que la decisión haya sido resultado de la presión ejercida por el INPE y por el Ministerio de Justicia.

Lo propio hizo, a su turno, Pérez Guadalupe. "Es la Policía la que se encarga de designar a los directores de los establecimientos penitenciarios", manifestó en declaraciones a Radioprogramas.

Por su parte, Luis Francia, comisionado del Programa de Asuntos Penales y Penitenciarios de la Defensoría, refirió que no existe elemento alguno que justifique el rapado, aunque destacó el buen trabajo que había iniciado el oficial.

¿QUIÉN GANA?Tomás Garay había logrado frenar drásticamente el accionar de las mafias que vendían licor y drogas y que organizaban extorsiones y secuestros desde la prisión.

También había acabado con las costumbres de los delegados de los pabellones, que hasta alquilaban celdas.

Esta manera de actuar le hizo ganarse varios enemigos dentro y fuera de la cárcel, a tal punto que en una de las requisas efectuadas en mayo se desbarató un plan para atentar contra la vida del coronel y de su familia.

Sin embargo, había otro sector de internos que se sentía contento. Perú21 tuvo acceso a un documento firmado por los delegados de los pabellones que lamentaban el alejamiento del oficial.

¿Quién gana con este cambio en la Policía? Quizá aquellas personas a las que les conviene que el penal de Lurigancho siga sumergido en el caos.

LO DESOMISADO

Estos son algunos de los objetos incautados en el penal de Lurigancho durante los más de cuatro meses que estuvo a cargo del coronel Tomás Garay:

262 celulares de diversas marcas y 281 cargadores para estos teléfonos.

82 chips que eran empleados en dichos equipos.

664 municiones de diverso calibre.

22 cacerinas de pistolas.

242 armas blancas, entre chavetas, verduguillos y lanzas artesanales.

12 armas de fuego, entre ellas una UZI, pistolas y revólveres.

8 granadas de guerra tipo piña.

8 computadoras portátiles con su cargadores.

120 pipas artesanales para consumir droga.

FUENTE: Policía Nacional