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Redacción PERÚ21

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Guillermo Giacosa,Opina.21ggiacosa@peru21.com

¿Bastará un cambio en un país que ha hecho de la venta de armas y de las guerras una forma de ganar dinero y poder? ¿Un país con muchas manifestaciones culturales hacia el extranjero que están plagadas de prejuicios y estereotipos? ¿Un país que, basado en un antropocentrismo frenético, se cree depositario de la misión de salvar a la humanidad? ¿Un país que ha dicho, por boca de sus grandes líderes, que no tiene nada que reprocharse, como si las bombas sobre Hiroshima y Nagasaki, Vietnam, Irak, Afganistán, etc., hubiesen sido pecadillos menores? ¿Un país que ha respaldado dictaduras sangrientas como la de Marcos, Somoza, Pinochet, Videla, etc., sin haber dado jamás una excusa? ¿Tendrá noción Obama de lo que quiere decir "un cambio" en una nación con el pasado histórico mencionado y con una industria de la destrucción que, en la crisis actual, parece ser su principal pilar económico? Obama habló como el jefe de una familia al que casi nadie presta atención. Por lo tanto, las cosas seguirán como están, y los partidarios de la Segunda enmienda que permite tener armas a cualquier ciudadano seguirán sin comprender que, cuando dicha enmienda se introdujo, las condiciones eran otras y las armas también eran otras. Estas últimas, comparadas con las presentes, eran pichoncitos de dinosaurios. Hoy, los dinosaurios han alcanzado dimensiones colosales y pueden masacrar a multitudes. ¿Se darán cuenta de todo esto o seguirán hundiéndose en el intento?