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Redacción PERÚ21

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Carlos Basombrío,Opina.21cbasombrio@peru21.com

Los gobernantes dicen que la seguridad ciudadana es su prioridad. (…) Pasan unos días y las cosas vuelven a la 'normalidad'; es decir, la delincuencia sigue su curso, la ciudadanía sigue sufriéndola y, en el fondo, en lo que realmente importa, no pasa nada. Ello hasta que ocurre la siguiente tragedia y la puesta en escena se repite". (Perú21, 9-8-2011). No había que ser adivino para pronosticarlo. Simplemente, haberle prestado atención a lo que sucedió en casos anteriores.

Se nos dijo el 28 de julio que el presidente estaría personalmente a cargo de la seguridad ciudadana y encabezaría las reuniones mensuales del Consejo Nacional. Mucho bombo en agosto y setiembre; casi desapercibido en octubre y, hasta donde he podido saber, ya no las hubo en noviembre y diciembre.

El único resultado ha sido el anuncio del plan del Conasec para el 2012. Lleno de pomposas definiciones y sofisticados diagramas, da, eso sí, efectiva cuenta del constante deterioro (¡la tasa de homicidios se duplicó durante García!). Pero, en cuanto al Plan, es una suma de generalidades y tablitas para llenar. ¡Léanlo! No hay un solo reconocimiento serio a la necesidad de reformar el Estado para mejorar la seguridad. (El solo hecho de mantener a cargo al mismo personaje que vegetó en Conasec durante García da una idea de la poca importancia real que le han dado a la seguridad ciudadana).

A amarrarse los cinturones que viene el 2012 y será más inseguro que el 2011. No hay cómo pensar lo contrario. Los problemas no se arreglan solos. Más bien, la retórica vacía los empeora.