Después de redactar el currículum, léalo atentamente. Corrige las faltas ortográficas, la gramática y errores de tipeo. No hacerlo hará que el reclutador no lo tome en serio. Revela poco interés y rigurosidad.Sin clichés. El clásico párrafo que dice "soy proactivo, sé trabajar bajo presión y con muchos deseos de aprender" no es apropiado en estos tiempos. Es un lugar común que debe evitarse a toda costa.
Datos como nombre, edad, teléfono, correo electrónico y disponibilidad deben estar en un lugar destacado. Asimismo, si tu correo personal tiene tu apodo o diminutivo, es mejor crear una cuenta que consigne tu nombre y apellido. Transmite seriedad.
Lo ideal es que un currículum tenga solo una página, máximo dos. Por una sencilla razón: los reclutadores de las empresas necesitan ver, en cuestión de segundos, lo más importante de un candidato.
Colocar información falsa es lo peor que un profesional puede hacer a la hora de buscar un trabajo. Si eres descubierto, puedes perder no solo ese puesto, sino también crearte una mala reputación.
Si se trata de tu primer trabajo, no tengas miedo. Puede parecer una desventaja, pero no debes tener ningún problema al señalarlo a la hora de describir tu perfil. Destaca más bien tus fortalezas y objetivos.
No es necesario que coloques que dominas Microsoft Word o Power Point. Destaca más bien cursos, premios, becas, voluntariados o conocimientos adquiridos que pueden vincularse o ser valiosos para el puesto al que postulas.
Cuida el contenido de tus redes sociales. No es secreto que los empleadores revisan las cuentas de Facebook, Twitter y hasta Instagram para evaluar a los candidatos.