La policía usó gas pimienta, gas lacrimógeno y cañones de agua este domingo para contener numerosas protestas contra Japón en el sur de China. Mientras, en las grandes ciudades del país, manifestantes salieron a las calles para reclamar por la prolongada disputa sobre la soberanía de un grupo de islas Senkaku.
Las protestas empezaron el sábado en Pekín y otras grandes urbes cuando los manifestantes rodearon la embajada japonesa para lanzar piedras, huevos y botellas desafiando la vigilancia policial.
Este domingo la policía lanzó alrededor de 20 rondas de gases lacrimógenos y usó cañones de agua para repeler a miles de personas que protestaban en la ciudad sureña de Shenzhen, cerca de Hong Kong.
Algunos manifestantes irrumpieron contra la policía despojándolos de sus cascos y escudos. Al menos un policía quedó lesionado, informó la agencia de noticias Reuters. También se registraron saqueos a negocios nipones y ataques a vehículos en al menos cinco ciudades chinas, agregó la agencia.
"Lamentablemente, este es un problema que concierne a la seguridad de los ciudadanos japoneses y compañías afiliadas a Japón", declaró el primer ministro Yoshihiko Noda a un programa de NHK. "Me gustaría instar al Gobierno chino a que garantice su seguridad", agregó.
La larga disputa territorial se agudizó dramáticamente el viernes cuando Pekín envió seis buques de vigilancia a un grupo de islas deshabitadas en el Mar Oriental de China, elevando las tensiones entre los dos países.
"Si Japón no se retira debemos ir a guerra. El pueblo chino no tiene miedo", dijo el estudiante de 19 años Shao Jingru.