Marcha contra el indulto
Marcha contra el indulto

El indulto ha generado reacciones públicas, renuncias y toma de posiciones por parte de miles de peruanos. Las voces más afectadas, sin embargo, son las que nadie escucha. Por eso decidí cederle la palabra hoy a Gisela Ortiz, hermana de una de las víctimas de la masacre de La Cantuta:

Mi hermano Luis Enrique tenía 21 años cuando fue secuestrado, el 18 de julio de 1992, en la Universidad La Cantuta, junto a otros ocho estudiantes y un profesor. Le gustó el deporte desde chiquito, por eso estudiaba Cultura Física y Deportes en la UNE, estaba en el octavo ciclo. Su otra pasión, el periodismo, no pudo seguirla por razones económicas, pese a ingresar a San Marcos. Durante el año 92 estuvieron desaparecidos. Nadie sabía qué había pasado. En marzo del 93, el congresista Henry Pease (+2014) leyó un documento anónimo narrando los hechos. La primera noticia que recibíamos en meses nos hablaba de muerte. La esperanza de encontrarlos con vida desapareció, como nuestros seres queridos. En julio de 1993, pedazos de restos calcinados con olor a combustible fueron descubiertos en Cieneguilla y en octubre apareció el cadáver de mi hermano en Huachipa, el lugar donde habían sido asesinados. Así nos convencimos de su muerte, con escenas de horror. La decisión de los familiares siempre fue exigir verdad y justicia.

Saber qué había pasado, dónde estaban, quiénes eran los responsables y lograr que fueran sancionados por este crimen. Caminar estos 25 años no ha sido una decisión fácil. Hemos sostenido esta lucha con nuestro dolor, lágrimas, dedicación y la calle como respuesta. Nuestros familiares, las víctimas, se convirtieron en “terroristas” como calificativo para justificar un crimen absurdo, injusto, pese a que nunca fueron juzgados. Confiamos en las instituciones de nuestro país para alcanzar justicia antes de las leyes de amnistía dadas por Fujimori en el 95 para perdonar este crimen y evitar que se investigara. Fujimori fue sentenciado por un Tribunal cuyo fallo fue ratificado por la Corte Suprema. Nuestra democracia necesita de la justicia porque los ciudadanos queremos recuperar la confianza en las instituciones.

No se puede argumentar un indulto a Fujimori señalando que doce años son suficientes. ¿Para qué tenemos un Poder Judicial si cada quién tendrá una interpretación de lo que es justo y suficiente? Defender la justicia no es odio ni venganza, es un derecho. La reconciliación no significa impunidad ni olvido, sino arrepentimiento y justicia. Queremos respeto al debido proceso, que no se ha cumplido para otorgar el indulto a Fujimori.