"Recordemos que el exsecretario de Palacio de Gobierno era el ‘ojos y oídos’ presidencial. Su antigua y consabida proximidad con el mandatario podría acelerar el acopio de pruebas, documentos y pistas para llegar al fondo de la trama de la organización criminal enquistada en el seno del Estado". (Foto: GEC)
"Recordemos que el exsecretario de Palacio de Gobierno era el ‘ojos y oídos’ presidencial. Su antigua y consabida proximidad con el mandatario podría acelerar el acopio de pruebas, documentos y pistas para llegar al fondo de la trama de la organización criminal enquistada en el seno del Estado". (Foto: GEC)

se entregó a la justicia y se convertirá en colaborador eficaz. De hecho, ya empezó a soltar algunos nombres, todavía menores, pero, de ser sincera su voluntad de acogerse a este régimen, el suyo podría ser un testimonio clave.

Recordemos que el exsecretario de era el ‘ojos y oídos’ presidencial. Su antigua y consabida proximidad con el mandatario podría acelerar el acopio de pruebas, documentos y pistas para llegar al fondo de la trama de la organización criminal enquistada en el seno del Estado. La fiscalía debe manejar con cuidado la información que proporcione.

Respecto a sus primeras delaciones, digamos que, en el ajedrez de la corrupción política, que el alfil sacrifique primero a los peones es lo habitual, lo realmente importante será la información que permita llegar a las piezas mayores de esta red delictiva, entre las que se encuentra –según la fiscalía– el propio Pedro Castillo.

El exsecretario debe haber convencido a los agentes de la importancia de su testimonio y de las evidencias con que podría sostenerlo, pues rápidamente –se dice que estuvo negociando su entrega durante casi tres días– se cambió la orden de prisión preventiva que pesaba en su contra por otra de detención domiciliaria.

Pacheco deberá responder sobre las presiones al jefe de la Sunat, Luis Enrique Vera, y al exministro de Energía y Minas, Iván Merino, para que Hugo Chávez Arévalo asuma la gerencia general de Petroperú, pero especialmente sobre la interferencia en los ascensos de las Fuerzas Armadas y las Fuerzas Policiales, por los que se habrían pagado coimas de hasta 20 mil dólares. Una cifra similar a la que se encontró en la cajonería del baño de su oficina, cuando la fiscalía intervino las instalaciones de Palacio. Un dinero en efectivo del que hasta hoy se espera una explicación plausible.

Por lo pronto, ya saltaron las identidades de tres suboficiales de la PNP, adscritos a la seguridad del jefe de Estado (escoltas), que habrían sido quienes, por encargo, “cobraron” esos dineros ilícitos.

Todo indica que el cerco se sigue estrechando y que, más temprano que tarde, la entrega de Pacheco se traducirá en contundentes y nuevas revelaciones, cuyo impacto en las actuales esferas del poder político podrían ser definitivas.