Nicolás Maduro anunció que vendrá a Lima así "llueva o truene" por aire, mar o tierra (AFP)
Nicolás Maduro anunció que vendrá a Lima así "llueva o truene" por aire, mar o tierra (AFP)

Varios países no dejan entrar a Maduro ni a altos funcionarios venezolanos, Estados Unidos les congela las cuentas bancarias y Europa pide más sanciones. Este tácito bloqueo solo ayuda al proyecto castrista de aislar a Venezuela y secuestrarla. Como occidente no anticipó ni frenó (salvo Uribe) a esta dictadura monstruosa y, más bien, halagó a Chávez y al primer Maduro, entonces, hora se deshace en alharacas sin efectividad. Los intelectuales, igual. El venezolano Ricardo Hausmann, otra “eminencia” de Harvard, un día pide invasión y, otro día, bloqueo de cuentas. Y la oposición, en la nube negra de ir o no a las elecciones de abril.

Si el diagnóstico es el primer acierto, no se menciona que en Venezuela se está aplicando la misma receta que usó Fidel Castro para secuestrar a Cuba, hace 50 años. Las mismas políticas de Estado: violencia callejera, cortes de luz y agua, y falta de artículos de primera necesidad provocaron, en ambos casos, migraciones forzosas, de entre el 5% y 8% de sus poblaciones.

Echaron a Cuba de la OEA (1962), EE.UU. le impuso un embargo, pero el comunismo perduró. Es que las medidas de guante blanco no les afectan a Cuba y Venezuela porque son de otro bloque, del antioccidental que prescinde de “la comunidad internacional”, cuando quiere.

Los venezolanos de a pie van del descreimiento al milagro. No creyeron en el fascismo de Chávez, en la infiltración cubana, que son colonia de la isla y se miran el ombligo local cuando los atenaza un modelo global. Esperaron un golpe militar que no llegó y una invasión extranjera que tampoco llegará.

Quizá sea hora de dejar el ensueño, la banalidad y las victorias pírricas contra Maduro, un simple títere. Sin el sacrificio y la organización de los propios venezolanos para derrotar a la Cuba de los Castro, local e internacionalmente, no rescatarán su país.

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