¿Qué resolvemos cerrando el congreso? (Foto: Congreso de la República)
¿Qué resolvemos cerrando el congreso? (Foto: Congreso de la República)

Pocas dudas caben de que el actual es uno de los peores congresos que hemos visto en las últimas décadas. Con la misma firmeza se puede señalar que ningún mérito ha logrado el Ejecutivo como para colocarse por encima del Legislativo que no sea estrictamente dialéctica y populismo. En este enfrentamiento de incapaces hemos llegado (o algunos lo han hecho) a la conclusión de que la salida a todos nuestros males es que se vayan todos.

Quiero hoy cuestionar esta idea. ¿Qué nos asegura que los que vengan después serán mejores? Tanto a Palacio como a la plaza Bolívar. ¿Cómo lograremos implementar el legado del presidente Vizcarra, las reformas, si vamos a cambiar de dirigentes? Además, el argumento de que la mayoría de peruanos apoya esta medida abre una caja de Pandora, peligrosa y ya conocida en la región. ¿Qué pasa si mañana un líder carismático logra una aprobación avasallante? ¿Qué le impide decir que, como el pueblo lo quiere, él considera que un referéndum es la forma adecuada de llevar adelante su proyecto? Si la mayoría dice que se vaya, se va; si dice que se quede, ¿se queda? Ese es el modelo de Chávez, Correa, Ortega y Evo. Nuestra república no tiene instituciones que contrapesen una movida así.

Por otro lado, sigo sin entender cómo es que adelantar las elecciones arregla algo. En estrategia militar hay una táctica que se llama replegarse para adelante: la infantería avanza con paso firme y les hace creer a las líneas enemigas que se avecina una carga vigorosa, por lo que se preparan para el golpe. Llegado el momento, los soldados simplemente huyen para adelante y dejan el campo de batalla a merced de los enemigos. ¿Eso es lo que estamos haciendo hoy? Aquí lo que hay es un abierto traslado de una papa caliente de unos a otros. Y ninguna solución. Será un quinquenio para el olvido.

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