Demagogia y cinismo. (Foto: Captura TVPerú)
Demagogia y cinismo. (Foto: Captura TVPerú)

La servicial entrevista televisiva que dio el presidente Pedro Castillo al canal del Estado quedará como un nuevo y vergonzoso episodio de esos remedos periodísticos a los que las dictaduras suelen recurrir buscando maquillar decisiones cuestionables o encubrir actos ilícitos.

Quienes vivieron los años del fujimorismo conocen muy bien este tipo de farsas mediáticas, aunque lo visto hace dos días se asemeja más a versiones estalinistas propias de gobiernos totalitarios como los de Venezuela, Cuba o Nicaragua. Lo peor, sin embargo, es que el montaje, la puesta en escena, solo sirvió para volver a poner en evidencia una actitud cínica, en momentos en que la conducción del país requiere cambios y correcciones urgentes.

La verborrea presidencial tuvo no pocos momentos estelares, pero quizás ninguno tan extravagante como su cantinflesco intento de justificar las erráticas designaciones de ministros en diez meses de gestión, alegando que los nombramientos se hacían “no mirando a la persona, no mirando a otra cosa, sino mirando al país”, para luego darle la confianza, (esperando) que esta sea recíproca, respondida con lealtad. Y que “para designar como ministro o premier, ellos firman una declaración jurada, donde juran sus antecedentes y todo, y en ese marco le prestamos la confianza, no pensando en todo caso, no viendo lo que de repente sale después, muchas veces uno se entera a través de otros medios y nos vemos obligados a llamarlos nuevamente y preguntar qué está pasando”.

Un galimatías que lejos de ofrecer las explicaciones que la ciudadanía espera desde hace meses demostró únicamente que el mandatario sigue negándose a reconocer sus catastróficos errores y a corregir el rumbo de un Gobierno que está llevando a la economía nacional a desandar la ruta que en los últimos años permitió alcanzar significativos avances en materia de educación, salud, empleo, servicios públicos y reducción de la pobreza.

Ese fue el libreto al que se ciñó la ‘entrevista’, de principio a fin. Un presidente de la República despachándose con su resobada demagogia, desentendido por completo de la amenazante realidad –inflación, crisis alimentaria, desempleo, conflictos sociales, corrupción y delincuencia en ascenso– que se cierne sobre los peruanos.