"Por eso es comprensible que un gran sector de la población cuestione abiertamente al Congreso y que se llegue al extremo de pedir su disolución, argumentando que no sirve para nada y solo es escándalo y despilfarro de recursos públicos".
"Por eso es comprensible que un gran sector de la población cuestione abiertamente al Congreso y que se llegue al extremo de pedir su disolución, argumentando que no sirve para nada y solo es escándalo y despilfarro de recursos públicos".

Para seguir denigrando la institucionalidad del Congreso de la República, una vez más, la Comisión de Ética vuelve a blindar a los congresistas involucrados en faltas éticas que inclusive son delitos penales, buscando cualquier argumento falaz para justificar la sinrazón.

Ahora es Alejandro Soto, presidente del Parlamento, el que ha sido exculpado de haber contratado a su cuñada para que trabaje en su despacho y el otro caso por “mochar el sueldo” de sus trabajadores para que hagan el trabajo de troles, insultando y descalificando a sus opositores y dedicándose a vanagloriar la labor de Soto.

El blindaje se ha dado con los votos de los congresistas del fujimorismo y el cerronismo mayoritariamente, mostrando una vez más el pacto infame que existe en el Congreso para favorecer sus intereses subrepticios y generar impunidad de las trapacerías que cometen los congresistas.

Pero ya no extraña esta actitud infame de blindaje evidente, porque este Parlamento ya ha perdido la vergüenza y están desbocados, se sienten empoderados porque no hay ningún control político, e inclusive se sienten respaldados por el Ejecutivo, que debería ser la instancia de poder que emplace al Congreso a actuar en el marco de la ley y sobre todo con transparencia e integridad.

No duden que los congresistas van a seguir con esa actitud impune. Y si se van a dar algunas sanciones, en casos donde las evidencias son irrefutables, van a ser solo en la Comisión de Ética, no va a trascender a una denuncia constitucional, que correspondería por los delitos que han cometido varios congresistas. Recuerden que habría un pacto infame de impunidad por cada tropelía que cometen los congresistas, por eso no va a extrañar que las sanciones sean condescendientes, para maquillar los atropellos de los congresistas.

Por eso es comprensible que un gran sector de la población cuestione abiertamente al Congreso y que se llegue al extremo de pedir su disolución, argumentando que no sirve para nada y solo es escándalo y despilfarro de recursos públicos. Esta afirmación no está muy alejada de la realidad, porque el presupuesto público del Congreso se ha triplicado de 2011 a la fecha —con la misma cantidad de 130 congresistas—, requieren ahora 879 millones de soles para mantener estas gollerías, viajes de turismo y el boato de los congresistas, aparte de pagar favores políticos, copando el servicio parlamentario hasta con impresentables.