[OPINIÓN] Richard Arce: “La jugada del Congreso”

En el Congreso están entusiasmados con la reelección y la bicameralidad, porque creen que se van a quedar indefinidamente en el Parlamento, para seguir gozando del boato, las gollerías y el sueldo —nunca recibieron esos ingresos en su vida—; por eso, de manera oficiosa, se juntaron hasta los extremos para votar en conjunto, logrando 93 votos para esa reforma constitucional trucha.

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Pero la componenda no está completa y no nos referimos a la votación que requieren en una próxima legislatura, sino a que esta reforma es utilitaria para los congresistas si es que se elimina la ley que aprobamos durante mi gestión para realizar elecciones primarias en la modalidad argentina de las PASO, que obliga a los partidos políticos a someter su lista de candidatos al Congreso a una votación previa para definir la lista congresal.

De esta manera, se quitaría de un porrazo la discrecionalidad que tenían los dueños de partido para traficar con el lugar expectante en la lista congresal; prácticamente se vendían las curules al mejor postor; por eso tenemos hoy a los impresentables de congresistas.

Hay que estar muy atentos a la siguiente arremetida del Congreso, que será tumbarse las elecciones primarias, que ya está establecida en nuestro ordenamiento jurídico; quieren volver a la elección primaria tradicional, para seguir con el tráfico de las candidaturas y, en realidad, es la única forma en que los actuales congresistas tendrían una oportunidad de reelegirse. Por eso es su obsesión con la reelección, utilizando como caballito de batalla la bicameralidad y su supuesta valía.

No caigamos en el juego perverso del Congreso. Nadie discute el valor y la importancia de la bicameralidad, pero no se puede realizar esta reforma de la manera como el Congreso está actuando; además, tenemos el resultado del referéndum de hace cuatro años, en que la población se manifestó con más del 90% en contra de esta posibilidad de la bicameralidad y, sobre todo, la reelección.

Estemos atentos a las siguientes jugadas del Congreso, pero seamos capaces de entrar al debate para obligarles a realizar una reforma política mayor, que incluya la renovación por tercios o mitades del Parlamento a mitad de gestión, como un sistema de control ciudadano, para evaluar el desempeño de los congresistas. E inclusive se puede plantear que se haga la bicameralidad con el mismo presupuesto que cuenta hoy; esto es factible y fue sustentado durante mi gestión.

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