"Han pasado cinco años desde la pandemia y, a la fecha, el turismo no alcanza las cifras de 2019. Ni en visitantes, ni en empleos, ni en divisas".
"Han pasado cinco años desde la pandemia y, a la fecha, el turismo no alcanza las cifras de 2019. Ni en visitantes, ni en empleos, ni en divisas".

Han pasado cinco años desde la pandemia y, a la fecha, el turismo no alcanza las cifras de 2019. Ni en visitantes, ni en empleos, ni en divisas. La proyección para este año es recibir 3.2 millones de extranjeros. Poco más de 70% del tráfico prepandemia. Lo que nos coloca como uno de los sectores productivos que más tarda en recuperarse. A nivel continental, los demás países han alcanzado o superado los resultados turísticos pre-COVID. Las excepciones son Venezuela, Haití, Perú.

¿Qué nos ha impedido nivelarnos? Lamentablemente, cuando salíamos del COVID-19, caímos en el gobierno de Castillo. El espacio no alcanza para enumerar sus desaciertos; basta decir que, además de dejar nuestra imagen por los suelos, cortó toda promoción del Perú en los países emisores. En 2021 y 2022, mientras nuestros vecinos publicitaban agresivamente sus atractivos, nosotros estuvimos casi desaparecidos. Luego vino el golpe y el estallido social, que afectó severamente la región sur, que concentra el 85% de turistas que recibimos.

En 2023 volvimos al ruedo. Promperú invirtió S/123 millones en promoción, y nos puso nuevamente en el mapa. Logramos captar 2.5 millones de extranjeros. En 2024, con una meta mayor, lo lógico es tener una inversión más alta. Sin embargo, el presupuesto entregado ha sido de S/65 millones. Ya se solicitaron S/65 millones adicionales. El problema es que, si demoran en salir —el Estado no se caracteriza por su agilidad—, nos exponemos a que cualquier campaña que se lance no impacte en los resultados de este año, sino del siguiente. Postergando aún más nuestra recuperación. Es imperativo que el Mincetur y el MEF impriman sentido de urgencia. Los turistas no van a llegar por arte de magia. ¡Necesitamos atraerlos! El dinero está, existe un fondo de promoción; simplemente es cuestión de gestionarlo.

Tema aparte. Desde enero comenzó la venta de boletos a Machu Picchu vía la plataforma electrónica de Joinnus. En un abrir y cerrar de ojos, se acabaron las entradas fantasmas, las reventas abusivas. Los tickets vendidos coinciden perfectamente con el número de visitantes. El íntegro del dinero está ingresando. ¿Un milagro? No; es lo que ocurre cuando se emplea un sistema moderno, eficiente, transparente. Y, sobre todo, cuando quien lo maneja no es juez y parte. Cuando el Ministerio de Cultura lance la nueva plataforma, debemos exigir que funcione igual o mejor que Joinnus. No podemos regresar a la coladera ineficiente, que beneficia a un grupúsculo, en desmedro de Cusco y el Perú.

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