El estado de emergencia (EE) decretado parcialmente para algunos distritos de Lima ha fracasado y está en “UCI” con una criminalidad cabalgante de nunca acabar, señala el columniste. (Foto: GEC)
El estado de emergencia (EE) decretado parcialmente para algunos distritos de Lima ha fracasado y está en “UCI” con una criminalidad cabalgante de nunca acabar, señala el columniste. (Foto: GEC)

El estado de emergencia (EE) decretado parcialmente para algunos distritos de Lima ha fracasado y está en “UCI” con una criminalidad cabalgante de nunca acabar. La verdadera razón de dar una medida como esta debió ser conceptuada como una estrategia para permitir que los policías persigan sin límites (distritales) ni descanso a los criminales. Pero eso no ha sucedido.

Las “órdenes” del inquieto premier Otárola y sus “temores” (infundados) de que un EE masivo “afecte” la imagen del Gobierno, sumada a la lamentable pasividad del ministro del Interior y la anuencia “sin dudas ni murmuraciones” del comando policial, han puesto la situación “color de hormiga”.

Durante del EE el trabajo operativo policial supera las dificultades del estado normal, debido a que si un criminal comete un crimen en SJL (EE) y va a Magdalena (sin EE) para esconderse, hoy no se podría intervenir el inmueble porque se debe llamar al fiscal y hacer todo un circuito administrativo que termina por hacer fracasar las operaciones; sin embargo, en EE, el policía simplemente irrumpe en el inmueble y lo apresa porque la ley lo permite. Esto es lo que se debe hacer.

Entonces, ¿La policía es inexperta, incapaz o limitada? No, no lo es, porque a través de su historia han demostrado un alto nivel de eficacia, combatido con éxito todas las formas criminales sin la “dirección” de la Fiscalía. No olvidemos que durante el EE en plena pandemia, la eficacia policial fue evidenciada, la misma que está registrada en los archivos policiales.

Por ahora, el estado de “alerta” en que están los fiscales, porque hacemos campaña para que vuelva la investigación preliminar a manos policiales, ha despertado sus “iras santas” con una “estrategia” comunicacional pertinaz, provocadora y falaz cada vez que la Policía asesta un golpe contra el crimen, para atribuírselo sin el menor rubor. Es el colmo.

Por ahora y a la luz de los éxitos alcanzados en los últimos 30 años por la Policía en la lucha contra la criminalidad, demuestra que están preparados para asumir la investigación preliminar sin asedio administrativo fiscal. Es hora de que el Congreso dé un paso estratégico en la lucha contra la criminalidad y apruebe dicha norma. Los ciudadanos esperan.

Al Gobierno le decimos que si realmente quieren encontrar una luz al final del camino para hacer retroceder a los criminales, proporcionen toda la tecnología y logística para la inteligencia policial, despercúdanse de “poses políticas”, expliquen a los ciudadanos técnica y no políticamente (sin Otárola) de qué se trata la estrategia, lleguen a un acuerdo con los alcaldes para que en aquellos distritos que no tienen incidencia criminal, que entiendan que el EE no es para “cerrar” negocios o afectar sus vidas vecinales, sino, dejar que la policía haga su trabajo, entonces, todos estaremos alineados a una sola estrategia, pero real. Piensen en el país. Sí se puede.