[OPINIÓN] Joaquín Rey: “Señales del camino a seguir”

En este espacio hemos advertido sobre la falta de norte de la administración Boluarte para la reactivación económica. Y es que resulta inadmisible haber cerrado en 2023 con un crecimiento nulo en un contexto que daba para mucho más. Este pobre desempeño no es solo una cifra, sino que tiene consecuencias negativas muy concretas. De hecho, se estima que la pobreza habría crecido en un punto porcentual en el último año.

El resultado es principalmente atribuible al enfriamiento de la inversión privada, que usualmente representa 70% de la inversión total y que en 2023 habría tenido una contracción mayor al 7%.

No obstante, es importante destacar también algunas cosas que sí se han hecho bien, y que deberían orientar la acción del gobierno en los próximos meses. La primera de ellas es el considerable avance en adjudicaciones de contratos de asociación público-privada (APP) en ProInversión. Durante 2023 se adjudicaron proyectos por US$2,300 millones, principalmente en el sector de distribución eléctrica. Esta cifra equivale a cuatro veces el monto adjudicado en los cuatro años previos. Estamos aún lejos de los niveles de adjudicación récord logrados en el pasado, pero es una buena señal luego de varios años en los que no se concretó prácticamente nada.

Este resultado no es gratuito, y tiene que ver con el competente liderazgo de José Salardi, director de ProInversión, desde hace poco más de un año. Esto recuerda la importancia del capital humano en la administración pública, un frente en el que llevamos un largo periodo de retroceso.

Otro hecho positivo es la concreción del contrato gobierno a gobierno con Canadá para la ejecución de la tercera etapa de Chavimochic. Este hito destraba una inversión de US$750 millones que habilitará 40,000 hectáreas de superficie cultivable, y creará miles de puestos de trabajo.

Esta modalidad de ejecución permite “importar” conocimiento, experiencia e innovación de otros países. Asimismo, al concretarse mediante un concurso internacional, se promueve una mayor competencia que permite acceder a menores precios y mayor calidad en las ofertas. El Perú ya tuvo una notable experiencia con esta modalidad contractual en los emblemáticos Juegos Panamericanos Lima 2019, que puede seguir siendo replicada en otros ámbitos.

Una medida más a destacar es el inicio —en su fase de marcha blanca— de la Ventanilla Única Digital del sector minero. Esta innovación permite que, en lugar de tramitar los más de 40 permisos requeridos por la normativa en instituciones diferentes, las empresas mineras puedan realizar todas las gestiones para obtener una aprobación ante un único punto de contacto. En esta primera fase, la Ventanilla Única atiende solo solicitudes de exploración, pero la siguiente fase incluirá también a los permisos de exploración.

Este es el tipo de medida que debería replicarse en diferentes sectores y que puede hacer una diferencia al momento de dinamizar la ejecución de la inversión privada.

Aunque los señalados son casos claramente positivos, de ningún modo son suficientes ni deben llevar a la complacencia (si fueran suficientes, no habríamos tenido el pobre crecimiento registrado en 2023 ni tampoco el magro 2.5% proyectado para este año). Lo que pretendo señalar con estos ejemplos es, más bien, el tipo de medidas que el Ejecutivo debería promover de manera más extendida si procuramos cambiar nuestra suerte.

Y así como este es el tipo de agenda que debemos promover, también es importante señalar el tipo de agenda que resulta contraproducente. Concretamente, apostar por la promoción del crecimiento a través de un mayor gasto público. Lamentablemente, este ha sido el foco del Ejecutivo en las sucesivas versiones del plan Con Punche Perú, que fueron presentadas como el camino para la reactivación, pero que no han hecho muy poco para lograrla.

De más está decir que cualquier logro que pueda concretarse será rápidamente opacado si se insiste al mismo tiempo en medidas tan absurdas como los rescates financieros a Petroperú, empresa que hace agua y que solo sigue a flote por la caridad (obligada) de millones de contribuyentes privados.

El Perú ya ha demostrado antes que sí es posible crecer, y que este es el camino más directo para reducir la pobreza. No perdamos más tiempo.

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