"No votemos más por candidatos, votemos por partidos y ya basta de quejarnos desde la tribuna. Este Congreso y este gobierno nos lo gritan en la cara". (Foto: Jessica Vicente / GEC)
"No votemos más por candidatos, votemos por partidos y ya basta de quejarnos desde la tribuna. Este Congreso y este gobierno nos lo gritan en la cara". (Foto: Jessica Vicente / GEC)

Cuando un integrante de un partido político –sobre todo si es un líder del mismo– dice que otro militante será expulsado, lo primero que me viene a la mente es que se trata de un caudillo. Los partidos políticos tienen un tribunal de ética y cualquier cuestionamiento deberá ser sometido por el tribunal, y será el partido, a través de ese órgano autónomo, el que defina su destino.

Si hay algo en lo que la ciudadanía tiene que enfocarse, es en los partidos políticos, no en los políticos. Hay que olvidarnos de los políticos por completo y concentrarnos en los partidos. Es ahí donde se forma o se deforma (como sucede en el Perú) a quienes luego veremos postulando. Si vemos un político que, luego de ser elegido, abandona el partido que lo postuló, que no tiene una línea ideológica o doctrinaria definida y un día está a favor de algo y a la semana siguiente en contra, no deberíamos concentrarnos en ese personaje, sino en el partido que le dio cabida y designó como representante.

La generación de políticos que un partido ponga en escena es la consecuencia natural de lo que ese partido es. Los políticos son el reflejo de sus partidos. Si el político es caudillista, una veleta en sus postulados y propuestas, si es un improvisado y un oportunista, es porque el partido que representa lo es también. Eso no quiere decir que un político formado en un partido coherente no pueda apartarse de sus orígenes políticos, pero si ese fuera el caso, el partido deberá llevarlo a su tribunal de ética y ese órgano de manera autónoma decidir si ese político-militante debe o no seguir siendo miembro de esa organización. ¡Institucionalidad por favor!

Los mejores clubes deportivos son los que trabajan en sus canteras, porque son esos canteranos los que luego dan la vida por la camiseta. Los votantes somos los soberanos y, como tales, quienes cargamos con la mayor responsabilidad. No votemos más por candidatos, votemos por partidos y ya basta de quejarnos desde la tribuna. Este Congreso y este gobierno nos lo gritan en la cara.