E Contrato de Concesión de la Red Vial 6, más conocida como Autopista Lima – Ica, ha sido cumplido al 100%. Los 222 km que hay entre Pucusana – Lima y Guadalupe – Ica, están totalmente habilitados para el tránsito vehicular de carga y pasajeros. Los iqueños –y medio Perú– podemos dar fe de ello. Más aún, los tramos contemplados en el contrato se construyeron antes de tiempo, cuando lo normal es que los contratos con el Estado se cumplan tarde, mal y nunca.

En este caso, el Evitamiento de Chincha, que debía construirse este 2022, se puso en operación el 2016. Y la segunda calzada entre San Andrés – Pisco y Guadalupe – Ica, se puso en operación en diciembre pasado, a pesar de que el contrato indicaba el 2030. Demás está decir lo que significa la autopista en materia de ahorro de tiempo, fomento al turismo, impacto en la competitividad de las empresas, así como la reducción en el consumo de combustibles y lubricantes, desgaste de neumáticos, frenos y embragues, y –lo más importante– la seguridad personal y patrimonial de los peruanos. Además ¡cuánto representa la revalorización de los predios vecinos a la vía! ¡Cuántas poblaciones aledañas se han beneficiado con la nueva autopista! ¡Cuántos balnearios –que hasta hace poco no existían, y ahora sí– han aparecido a raíz de la autopista! Sumémosle a todo lo anterior, los 3,000 empleos directos –más 10,000 indirectos– que demandó la construcción de la obra, y llegaremos a la conclusión de que, en este caso, hicimos las cosas bien.

Ahora falta impulsar las obras complementarias que redunden en una mayor seguridad vial para las poblaciones aledañas, las cuales crecerán rápidamente con el correr de los años. En síntesis, se trata de integrar mejor la autopista con las poblaciones locales. Me refiero a pasos a desnivel para permitir el tránsito seguro de la población y vehículos que no tengan necesidad de ingresar a la autopista. Puentes peatonales y paraderos para el cruce seguro de la vía. Intercambios viales para integrar la autopista con las poblaciones aledañas. Y retornos que permitan cruces seguros en la autopista. Ahora, a falta de dichas obras complementarias, vemos semáforos y rompemuelles en plena autopista, rampas de acceso y cruces a nivel –“hechizos”– muy peligrosos.

Tanto que apenas inaugurada la vía, hubo accidentes y atropellos que, sin duda, seguirán ocurriendo. ¡Vamos! Cerremos con broche de oro esta gran obra… ¡vamos con las obras complementarias antes mencionadas! Medio Perú lo valorará… y agradecerá.

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