[Opinión] Fernando Cillóniz: “Agua todo el año…  ¡qué bueno sería!”
[Opinión] Fernando Cillóniz: “Agua todo el año… ¡qué bueno sería!”

Hay gente que despotrica de las empresas agroexportadoras. “El consumo de agua para sus cultivos es insostenible”, pregonan a los cuatro vientos. “El acuífero de Ica se agotará dentro de cinco años”, advierten a cada rato. El problema es que hace 30 años vienen diciendo lo mismo y el río Ica sigue botando mucha agua dulce al mar… y las agroexportaciones iqueñas siguen creciendo. Y lo mismo dicen de Chavimochic, Olmos, Piura y demás.

El hecho es que, luego de los anuncios apocalípticos, no solo no aparece la sequía, sino todo lo contrario. Todos los años, en todo el país, a partir de diciembre, hasta marzo o abril, llueve. Llueve mucho. Los ríos se cargan, incluso algunos se desbordan. Los noticieros dan cuenta de lluvias torrenciales, daños por inundaciones, huaicos por doquier, carreteras interrumpidas… Agua, mucha agua.

La escasez de agua se presenta en el estiaje, cuando deja de llover. Allí empieza el lloriqueo por la falta de agua. ¿Por qué, en vez de quejarnos, no guardamos parte de las abundantes aguas de lluvias para disponer de ellas en los estiajes? ¡No se oye, padre!

La fórmula para tener agua todo el año es harto conocida. Arriba, en la sierra, donde más llueve, debemos construir muchos reservorios: pequeños, medianos y grandes. También debemos reforestar y revegetar todas las cabezadas y quebradas de nuestras cuencas. La vegetación compuesta de bosques y pastizales se constituiría así en una gigantesca esponja natural, que retendría las aguas de lluvias y evitaría la caída de huaicos y la erosión de nuestras quebradas.

Los acuíferos sirven también para almacenar grandes cantidades de agua. En ese sentido, los acuíferos se pueden rellenar artificialmente; a través de procesos de infiltración inducida, tal como se está haciendo en Ica, con resultados muy favorables.

Pero el manejo eficiente del agua implica también acciones administrativas innovadoras, tales como tarifas diferenciadas. En épocas de abundancia, casi no se debe cobrar por el agua. Todas las compuertas deben abrirse para que el agua discurra libremente por todos los cauces y acequias.

En cambio, el agua regulada, aquella proveniente de reservorios, debe cobrarse a tarifas que cubran los costos de inversión y distribución del agua. De esa forma, promovemos la infiltración de las aguas de avenida, para precisamente recargar al máximo los acuíferos, y hacer uso de las aguas subterráneas en los estiajes.

¿Lograremos algún día tener agua todo el año? ¡He ahí el máximo desafío de la agricultura peruana!