“Un triunfo final de Milei sería pírrico si no consigue formar una coalición dispuesta a apoyarlo en las reformas propuestas, políticamente elusivas”.
“Un triunfo final de Milei sería pírrico si no consigue formar una coalición dispuesta a apoyarlo en las reformas propuestas, políticamente elusivas”.

El triunfo de Milei en las elecciones primarias argentinas ha sido interpretado de distintas maneras dependiendo de la orientación política del comentarista. Esto es así porque Milei es un personaje muy controversial, con ideas libertarias de derecha, algunas bastante radicales, y un comportamiento muchas veces soez e insultante contra sus contrincantes o interlocutores, a quienes muchas veces considera culpables de los problemas del país. Es positivo que haya sido el más votado, porque significa que su crítica a las malas políticas existentes, causantes de muchos de los problemas de la economía argentina, incluyendo el abultado e ineficiente sector público, la corrupción, los altos déficits fiscales, la política monetaria inflacionaria y los controles cambiarios y al comercio exterior, han calado en la población. Resolverlos es otra historia.

Recibió 30.1% de los votos, por encima de los pronósticos de las encuestadoras, pero muy cercano a la coalición Juntos por el Cambio (centro-derecha) que obtuvo 28.3% de los votos y a la oficialista Unión por la Patria (peronismo) que recibió 27.2% de ellos. No es claro que logre los votos necesarios para ganar en primera vuelta y aun si así fuera no va a tener control del Congreso que se renueva parcialmente. Ganar en primera vuelta implica obtener el 45% de los votos o el 40% y una diferencia de 10 puntos con el segundo postulante.

Un triunfo final de Milei sería pírrico si no consigue formar una coalición dispuesta a apoyarlo en las reformas propuestas, políticamente elusivas. Falta mucho y no solo importa a quien eligen presidente sino también la composición del Congreso. Argentina tiene elecciones legislativas cada dos años donde se renueva la mitad de la cámara de diputados y un tercio del Senado. Si gana, tendrá la dura tarea de buscar aliados para llegar a una mayoría en ambas cámaras que mantendrá a muchos congresistas preexistentes.

Desconozco quienes están detrás de Milei y si tiene la capacidad y el equipo para gobernar. No todas sus propuestas son buenas. Por ejemplo, el cierre del banco central y la dolarización me parecen peligrosas e imprácticas (me referiré a ellas en otro artículo); y otras como la eliminación de precios controlados y subsidios y la reducción del aparato estatal, aunque necesarias, traerán un alto costo social que tiene que mitigar. Quien gane va a encontrar un país sumido en una grave crisis económica, social y política con pocos grados de libertad para hacer las duras reformas que se requieren. Un brutal ajuste parece inevitable, pero debe incluir medidas para proteger a los más vulnerables. Milei primero tiene que ganar y luego gobernar, lo que requerirá capacidad para construir consensos y estar dispuesto a hacer concesiones. Allí podrían quedar descartadas muchas de sus propuestas más radicales. Muchos podrían estar cantando victoria antes de tiempo.

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