Esperemos que la inflación siga amainando globalmente permitiendo mayores reducciones de tasas en nuestro país, ayudando así a reactivar nuestra alicaída economía, indicó Morris.
Esperemos que la inflación siga amainando globalmente permitiendo mayores reducciones de tasas en nuestro país, ayudando así a reactivar nuestra alicaída economía, indicó Morris.

A fines del año pasado escribí un artículo donde mencionaba sobre la caída de la inflación en muchos países, incluyendo a EE.UU., resaltando que la mayoría de analistas económicos pronosticaban que la Reserva Federal implementaría una fuerte reducción de su tasa de referencia desde el 5.5% en que se encontraba hasta 4% a fines de este año. Se calculaba que habría cinco o seis reducciones de tasas empezando en marzo (la que no se dio). Ahora el consenso de los analistas es que a lo sumo habrá dos reducciones de 0.25% cada una, llevando la tasa al fin de año al 5%. Hay pronósticos incluso más cautos, con algunos indicando que la primera reducción recién sería en septiembre.

En un discurso la semana pasada el presidente de la Reserva Federal (FED) confirmó que la inflación es demasiado alta para permitir recortes de tasas. La inflación aumentó al 3.5% interanual en marzo, frente al 3.2% en febrero. La inflación subyacente, excluyendo energía y alimentos, fue del 3.8%; ambas muy por encima del objetivo del 2% deseado por la FED. No hay urgencia para reducir las tasas con la economía y mercado laboral mostrando signos de fortaleza. El FMI anunció que la economía de EE.UU. crecerá 2.7% este año en comparación con el 2.1% anticipado hace tres meses, como resultado del aumento de la productividad y de la oferta de mano de obra, pero también de una fuerte demanda que podría aumentar la inflación, incitando a la FED hacia la prudencia en su política monetaria.

Asimismo, el CEO de JP Morgan Chase indicó que si bien los indicadores económicos son buenos, existen factores como el gasto fiscal en curso, la remilitarización del mundo, la reestructuración del comercio global, las necesidades de capital de la nueva economía verde y posiblemente mayores costos energéticos debido a insuficiente inversión en infraestructura energética, que mantendrán presiones inflacionarias.

Es evidente que la inflación no está cayendo como esperaba la FED en EE.UU., por lo que es poco probable que flexibilicen sus políticas monetarias y reduzcan las tasas en el corto plazo, lo que tendrá un impacto importante en otros países y en los mercados financieros internacionales. Las altas tasas de interés en EE.UU. dificultan la situación para muchos países, ya que fortalece el valor del dólar versus otras monedas encareciendo el costo de muchos productos denominados en dólares, además de afectar la capacidad de pago de aquellos países y empresas que se endeudaron en dicha moneda.

El BCRP ya venía reduciendo su tasa de referencia, pero será difícil que continúe haciéndolo si la FED y otros bancos centrales mantienen las tasas al nivel actual, ya que esto pondría presión sobre el sol. Afortunadamente, parece que, en el caso de la eurozona, la inflación está descendiendo lo que permitiría empezar una reducción de tasas próximamente. Esperemos que la inflación siga amainando globalmente permitiendo mayores reducciones de tasas en nuestro país, ayudando así a reactivar nuestra alicaída economía.

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