“El problema actual del país no es la baja recaudación, sino la incapacidad del Estado para administrar sus recursos. Es obvio que el único uso que se podría dar a esos recursos adicionales sería aumentar el gasto corriente”. FOTOS: FRANCISCO NEYRA / GEC
“El problema actual del país no es la baja recaudación, sino la incapacidad del Estado para administrar sus recursos. Es obvio que el único uso que se podría dar a esos recursos adicionales sería aumentar el gasto corriente”. FOTOS: FRANCISCO NEYRA / GEC

Muchos se han pronunciado en contra del pedido del gobierno de facultades para realizar una reforma tributaria. Así que me disculpo por insistir en el tema, pero es importante hacerlo para contribuir a que no se otorguen. Es evidente que su único propósito es aumentar la recaudación aumentando las tasas impositivas, lo que traería una serie de distorsiones y desincentivaría la inversión cuando todos los analistas coinciden en que el próximo año creceremos solo alrededor del 2%, insuficiente para generar los nuevos empleos que requerimos.

En el Perú ha sido una práctica muy común que un Gobierno que inicia su mandato solicite facultades extraordinarias para legislar, argumentando que existe una emergencia o necesidad imperiosa que lo amerita. ¿Estamos en esas circunstancias? El país no tiene una crisis fiscal ni tiene problemas para financiar su presupuesto del 2022. No requerimos un aumento apresurado e indiscriminado de tasas impositivas. Si bien nuestra recaudación es baja, no es porque las tasas impositivas lo sean (están entre las más altas de la región), sino porque solo unos cuantos pagamos impuestos debido a la alta informalidad. Allí hay que poner el foco.

Nos dicen que solo afectará a los más ricos, pero esto no es cierto. Al aumentar las tasas de los impuestos a predios, vehículos, intereses, dividendos, seguros de vida, entre otras, estás afectando también a la golpeada clase media. Sería un grave error hacerlo en un momento de crisis y bajo crecimiento. Hay que exigirle al Gobierno mayor eficiencia y mayores esfuerzos para reactivar la economía. Si desean aumentar las tasas de ciertos impuestos, que preparen los proyectos de ley correspondientes para ser revisados por las comisiones pertinentes del Congreso, donde justifiquen su necesidad y analicen las distorsiones que originarían, y su impacto sobre el crecimiento económico y sobre el bienestar de muchas familias de clase media que se verían afectadas, incluyendo a muchos jubilados que viven de sus alquileres e ingresos por inversiones. En economía no hay almuerzos gratis.

El problema actual del país no es la baja recaudación, sino la incapacidad del Estado para administrar sus recursos. Es obvio que el único uso que se podría dar a esos recursos adicionales sería aumentar el gasto corriente, ya que ni siquiera pueden ejecutar los presupuestos existentes para construir escuelas, hospitales y otra infraestructura. Esta mayor recaudación no significaría mayor productividad, mayor crecimiento o mejor infraestructura. El énfasis debe estar en mejorar la calidad del gasto.

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