[OPINIÓN] Andrés Romaña: “Profecía autocumplida”.
[OPINIÓN] Andrés Romaña: “Profecía autocumplida”.

Muchas veces ocurre que, por temor a que suceda algo, uno actúa para evitarlo, pero termina facilitando que eso suceda. Esto se llama profecía autocumplida. En el Congreso, muchos parlamentarios, sin saberlo, día a día facilitan lo que ellos temen.

Gran parte de la opinión pública considera que no se aprueba un adelanto de elecciones ni la vacancia de la presidenta Dina Boluarte porque los parlamentarios “se aferran a sus cargos”. Esto, en parte, es cierto. Muchos de los congresistas actuales saben que ni con reelección mantendrán sus curules si se someten a escrutinio público y prefieren aprovechar hasta el último segundo los privilegios y gollerías del cargo.

También existe otro sector, sobre todo bancadas de derecha y centro-derecha, que han sido sumamente condescendientes con la presidenta y sus ministros frente a escándalos que no le habrían permitido a ningún otro presidente. Sin embargo, ellos prefieren mantener el statu quo hasta 2026 o, al menos, hasta que la presidenta convoque a elecciones.

El primer motivo de esto es porque temen que un adelanto pueda llevar a que el sentenciado Antauro Humala gane las elecciones. Entonces, prefieren esperar a que los ánimos populares se calmen hasta que surjan nuevas figuras. Sin embargo, no consideran que el hartazgo de la ciudadanía con sus políticos, sazonada con la crisis económica y la inseguridad, lejos de apaciguarse aumentará aún más durante dos años. Además, así se haga una reforma para evitar que sentenciados postulen, no deben olvidar que radicales y demagogos sobran en el Perú y, en una segunda vuelta con Keiko Fujimori, tienen la victoria garantizada.

Otro motivo es que, si se destituye a Boluarte antes de que convoque a elecciones y asume el presidente del Congreso, existe una corriente parlamentaria que interpretará que las elecciones que deben convocarse son solo presidenciales y no parlamentarias. Este escenario —tal vez el peor por lo que sería la reacción popular— podría generar no solo elecciones generales adelantadas, sino tal vez el colapso del sistema.

Al final, ambos caminos pueden conducir a crisis más graves e irreversibles si los parlamentarios continúan subestimando los ánimos de la ciudadanía.

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