Pregunta: ¿Cómo titulé mi columna del viernes pasado? Respuesta: “No vayan desunidos”. Me refería así a que sería un suicidio encarar así esta elección congresal clave. Es cierto que prefiero mil veces a Gladys Echaíz que a la novata Lady Camones (que encima tiene a Acuña detrás), pero aquí de lo que se trata es de sumar la mayor cantidad de votos posibles para impedir que el oficialismo tenga chance de capturar la mesa, lo que supondría seguir padeciendo a este izquierdista semianalfabeto y corrupto en Palacio. La necedad de Renovación y Avanza País podría tener tres explicaciones: 1) Es un bluff para obtener más ventajas antes de constituir una lista única a las finales. 2) Es una apuesta para pasar a una segunda vuelta con el candidato oficialista (si nadie saca 66 votos en la primera) y recoger luego los votos de la lista opositora perdedora. 3) Ninguna de las dos anteriores y en el Congreso son más idiotas de lo que creíamos. Situaciones similares ya han pasado antes: recuerden cómo Paniagua neciamente no se quiso retirar y endosar a Lourdes Flores en las elecciones del 2006 para impedir la victoria de Alan García (encima, ese sobrevalorado santón actual de los caviares terminó haciendo el ridículo con menos del 6%). O, a nivel edil, recuerdo hace años en Ancón cuando en la derecha (el PPC y un almirante retirado que corría como independiente) nadie quiso deponer su candidatura y eso posibilitó que la izquierda (¡El PUM¡) gane la elección en el balneario y hacer una posterior gestión castillesca. Hasta la víspera se les rogó que uno de ellos se retire, pero el marino salió con el cuento de que se hundía con su buque y el PPC tampoco quiso ceder.

PD: Me hubiera gustado dedicar esta columna a esa bomba nuclear que acaba de tirar el Gobierno contra la actividad empresarial con un decreto estúpido que le entrega todo el poder a la CGTP y los sindicatos (solo Gestión y yo lo advertimos, pero nadie nos hizo caso). ¡Nos jodimos! Lo trataré mañana.