Ollanta Humala y Nadine Heredia viven en la casa de un familiar luego de que el juez ordenara la incautación de su vivienda. (Piko Tamashiro)
Ollanta Humala y Nadine Heredia viven en la casa de un familiar luego de que el juez ordenara la incautación de su vivienda. (Piko Tamashiro)

Ollanta Humala y Nadine Heredia, protagonistas mediáticos de la semana, han recibido un trato legal, pero desde mi punto de vista, innecesariamente cruel, desproporcionado, maloso. El juez Richard Concepción Carhuancho, sin proponérselo, les ha dado su mejor oportunidad: aparecer como víctimas. Esta vez, con elementos razonables que han ayudado a que se les perciba como desamparados.

Las marchas y contramarchas del juez Concepción sobre la incautación de su vivienda familiar (la misma que ya estaba embargada) han logrado que hasta los más agudos críticos de la pareja Humala-Heredia (me incluyo) sintamos que obedece a una acción judicial sin medida ni clemencia. Todos los detalles en las apariciones televisivas de los Humala-Heredia están cuidados para que percibamos sus desventajas.

Una pareja unida en la desgracia, niños atacados por una justicia que no los protege y una defensa legal (que no es barata) a la que le han puesto las bolas en la línea de penal para patear al arco con la finalidad de debilitar las habilidades del guardavallas juez Concepción Carhuancho, cuya misión principal debe ser evitar los goles de la corrupción, pero con reglas claras y justas.

¿Por qué decide el juez Concepción incautar propiedades de los Humala-Heredia, la madre y hasta la ex primera amiga de la nación Rocío Calderón? ¿Por qué el fiscal Germán Juárez Atoche considera que fueron inmuebles obtenidos con dinero ilícito, incluida su casa familiar? ¿El fondo de la presunción sostiene una medida de incautación como la dictada por el juez Concepción? Avelino Guillén, quien jugó un papel fundamental en la sentencia de 25 años a Fujimori, me dijo que la investigación y la acusación contra los Humala es contundente, pero ha sido una torpeza la decisión de aplicar la pérdida de dominio que, paradójicamente, Humala firmó como presidente en el inmueble familiar de los Humala-Heredia, porque los victimiza y es lo que su defensa, hoy, está buscando. No les queda otra.