El ozono, es muy útil en la estratósfera, pero tóxico al nivel del suelo. Paradójico, señala el columnista. (Foto referencial)
El ozono, es muy útil en la estratósfera, pero tóxico al nivel del suelo. Paradójico, señala el columnista. (Foto referencial)

Como ha sido una costumbre en esta columna y este diario, una vez al año hacemos un repaso, en esta parte del calendario, del estado actual y perspectiva histórica del “agujero” de ozono que se forma todos los años hacia la primera mitad de nuestra primavera sobre una extensa porción del sur del planeta.

Para poner las cosas en su sitio, hay que insistir en lo básico: el “agujero” de ozono no es permanente ni tampoco es un agujero.

Explico: una capa de ozono, un gas formado por átomos de Oxigeno ocupa una porción de unos 20 kilómetros de altura dentro de la estratósfera. Este gas refleja casi el 100% de una particular forma de la radiación ultravioleta que llega del Sol a La Tierra, devolviéndola al espacio. Se trata de la radiación UV de alta frecuencia. Si no existiera, tampoco existiría la vida tal cual la conocemos. Por eso es un asunto de vida o muerte mantenerla estable. El ozono, es muy útil en la estratósfera, pero tóxico al nivel del suelo. Paradójico.

Pues bien, el agujero tampoco es tal. Ni en el tiempo, ni en el concepto textual de un agujero.

Resulta que ciertos gases que producimos en los procesos industriales que nos ha traído el desarrollo, cuando se liberan al aire, empiezan a ascender y terminan en la estratósfera destruyendo las moléculas de ozono con ayuda de la luz solar. Por la forma en la que circula el aire a gran altitud y por el ciclo estacional que aumenta las horas de luz sobre el círculo polar antártico hacia el inicio de la primavera; una vez que la luz solar ilumina el ozono, los gases que pueden destruirlo empiezan a hacerlo con la ayuda de la radiación solar. Por ello, a partir de agosto y con un pico entre setiembre y octubre, los gases destructores de ozono, reducen la concentración del gas en la atmósfera. No lo desaparecen. Por eso es mejor hablar de un adelgazamiento, más no de un agujero, de la capa de Ozono.

Luego el proceso de adelgazamiento se agota y todo regresa a la normalidad hacia el final del año.

Este 2023, el adelgazamiento de la capa de Ozono alcanzó su pico con casi 25 millones de km2 de la atmósfera sur del planeta exhibiendo una pérdida de Ozono hacia la quincena de setiembre. Ahora ya anda por debajo de 16 millones de km2.

En los últimos tres años el adelgazamiento ha sido mayor al promedio observado en la última década.

Las medidas tomadas para que este problema se termine en el futuro, prohibiendo la emisión de gases que destruyen el Ozono están funcionando muy lentamente, pero funcionan según parece mostrar la data de NOAA que regularmente monitorea este preocupante tema. De hecho, el mayor adelgazamiento – por encima de 28 millones de km2 – se observó el 2000.