No arruinen la cosecha del acuerdo
No arruinen la cosecha del acuerdo

El equipo especial trae evidencia gruesa de Brasil. 723 sobornos en los gobiernos de Toledo, García y Humala. El festín de la coima. La semana ha sido fructífera para sellar las investigaciones. Nadie se salva. Se ahogan los lamentos de los detractores del acuerdo. Ya no pueden decir, como hace un año, que los fiscales van solo tras unos y no contra los otros. El repaso es lapidario. Susana, presa. Toledo, preso. Villanueva, mismo destino. García optó por el suicidio. Humala y Nadine, al borde de la acusación. Keiko, igual. Lo dijimos antes y lo repetimos hoy: imperfecto —como la humanidad misma—, el acuerdo es el camino para procesar a los que se enriquecieron a cambio de votos, poder y depredar el erario.

Nadie dijo que sería fácil para los que impulsaron el toma y daca con los brasileños. Nadie imaginaba lo histórico de tener en el banquillo a los poderosos. Pisar callos, brazos y piernas de gente influyente, acostumbrada a chasquear los dedos, tiene un precio. El fiscal José Domingo Pérez, investigado por delatar a un prófugo. El fiscal Rafael Vela, conminado con la cárcel. Hace un año fue Pedro Chávarry, hoy es Tomás Gálvez. La diferencia es que uno era fiscal de la Nación cuando quiso sacarlos; el segundo los quiere ver presos, pero como fiscal supremo. Fiscal impedido de salir del país para mayores señas. Cosas del Perú. Chávarry 2018 y Gálvez 2019 no son lo mismo, pero son.

Los que sueñan con destruir el acuerdo se reagrupan. También se quieren cargar al procurador Jorge Ramírez. Su colega Amado Enco lo acusa de beneficiar a Odebrecht con los 524 millones de Chaglla. Enco parece que no ha leído el acuerdo. La ministra de Justicia tampoco le pide que lo haga y cunde el desmadre. Ramírez actúa a nombre del Estado. Enco también. ¿Y el jefe del Estado qué dice a todo esto?

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