Asma Infantil (Foto: Getty)
Asma Infantil (Foto: Getty)

Hay un alto porcentaje de niños que tienen manifestaciones que indican una alergia respiratoria. Si esta alergia no es detectada y tratada a tiempo, el niño podría terminar desarrollando asma bronquial. Esta situación puede presentarse desde los primeros meses de vida o durante la niñez y la pubertad.

Los cuadros clínicos más característicos en esta etapa son: 1) Que el niño haya sufrido de bronquiolitis, que es una infección respiratoria que obstruye los bronquios y que predispone al asma en el futuro. 2) Que el niño sufra de infecciones respiratorias agudas (IRA) más frecuentemente de lo usual.

Como se comentó en una columna anterior, las estadísticas de la Organización Mundial de la Salud indican que el promedio anual de IRA en el primer año de edad es de 1 a 2 por año; en la edad escolar primaria aumenta 4 a 5 al año; y en la secundaria, se presentan 3 episodios al año. Si el promedio es mayor, existe una alta probabilidad de que el origen sea por alergia respiratoria. 3) Tos frecuente o prolongada. Se considera dentro del grupo de riesgo a los niños que son considerados como “tosedores”, en especial si es durante la noche o cuando hace actividad física. Se denomina “tos prolongada” durante una IRA si esta se prolonga más de tres semanas, ya que si bien en la gran mayoría de casos dura de 8 a 12 días, en unos pocos llega a ese límite. 4) Que el niño sufra de carraspeo, que suele ser producido por inflamación alérgica de la rinofaringe, sin llegar a causar tos. O que el paciente sufra de rinitis alérgica. También hay que considerar que el carraspeo puede ser por una manía sin alergia. 5) Que se sienta ruido de tipo flemoso en la garganta o el pecho, en especial si es nocturno. 6) Si el niño fue nebulizado o le recetaron inhaladores que contengan un bronquio-dilatador, indica que el profesional que lo auscultó en esas ocasiones encontró signos de espasmo bronquial, lo que lo hace un preasmático o ya asmático.

Si el niño presenta una o más de estas manifestaciones, se le deben realizar “pruebas alérgicas” epicutáneas, aquellas que se realizan sobre la piel para saber qué elementos o alergenos del ambiente del niño pueden estar causando la alergia. Entre estos, los más comunes son el ácaro del polvo de casa; el polen ambiental; animales domésticos, como perro, gato, conejos, u otros animales que estén en el interior de su vivienda; y hongos ambientales que cambian según la estación.

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