“Las elecciones, además de limpieza y transparencia, requieren que Sagasti sea escrupulosamente neutral. Siendo gobierno de transición deberá gobernar y dar señales de estabilidad y certidumbre”.  (Foto: Presidencia)
“Las elecciones, además de limpieza y transparencia, requieren que Sagasti sea escrupulosamente neutral. Siendo gobierno de transición deberá gobernar y dar señales de estabilidad y certidumbre”. (Foto: Presidencia)

Sagasti, fundador del Partido Morado, de 76 años, asume la presidencia tras fugaz mandato de Merino, renunciante por las calles tras la vacancia congresal de Vizcarra. El actual escenario de crisis económica y pandemia transcurre en medio de la decisión del TC que declaró improcedente, por “sustracción de la materia”, la demanda que pretendía una interpretación conceptual de “incapacidad moral permanente”. La izquierda reactiva el pedido de cambio de modelo económico; las fuerzas policiales son “satanizadas” debido a manifestaciones no “todas” pacíficas y donde los excesos deben investigarse y sancionarse, y ahora enfrentamos bloqueos en la Panamericana Sur (Ica).

Las elecciones, además de limpieza y transparencia, requieren que Sagasti sea escrupulosamente neutral. Siendo gobierno de transición deberá gobernar y dar señales de estabilidad y certidumbre. Con el Congreso se requiere un manejo cooperante respetando la división de poderes y evitando medidas que afecten la caja fiscal.

Hay varios sectores en crisis: en Salud, por la coyuntura COVID, debe controlarse y asegurarse la cantidad suficiente de vacunas; Seguridad Interna, afectada por el resquebrajamiento con la institución policial, el Ejecutivo se abrió un innecesario frente; Turismo (el sector más golpeado) intentará reactivar el turismo interno, el turismo receptivo (llegadas del exterior), en el mejor de los casos se iniciará la reactivación en segundo semestre 2021. En Economía, Waldo Mendoza genera confianza por su experiencia, además de manejo fiscal responsable, deberá adoptar medidas para reactivar empleo e inversión. Serán ocho meses de transición sin pausa para sentar las bases para el próximo gobierno y el bicentenario. No vale el piloto automático y la calle está “caliente”.

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