Diversos sectores de Chaclacayo y Chosica quedaron afectados tras la caída de huaico, debido a la activación de varias quebradas por la caída de intensas lluvias. (Foto: Twitter /Ministro de Vivienda)
Diversos sectores de Chaclacayo y Chosica quedaron afectados tras la caída de huaico, debido a la activación de varias quebradas por la caída de intensas lluvias. (Foto: Twitter /Ministro de Vivienda)

La única manera de combatir la furia de los elementos, como se denominaba a los desastres naturales en las mitologías del mundo occidental, es con la prevención, primero, y luego con la solidaridad debidamente organizada.

En el Perú, todos deberíamos andar curtidos con este tipo de desgracias, de las que jamás hemos estado libres dada nuestra geografía e historia, pero es sabido que tal experiencia no cala igual en los distintos sectores de la sociedad.

La pobreza es un pesado baldón a la hora de evaluar los daños que estos periódicos ataques de la naturaleza causan en nuestra población.
Año tras año, podrá ser El Niño, La Niña, el friaje o algún movimiento telúrico de mediana o alta intensidad, pero lo que no varía es que el grueso de las víctimas proviene de los estratos más necesitados del país.

En esta ocasión, a las persistentes lluvias y desbordes del norte se han añadido los huaicos del centro, amenazan el sur y se extienden hasta los alrededores de Lima Metropolitana –Chosica, Santa Eulalia, Chaclacayo, San Juan de Lurigancho– y puede que se sigan acercando. Voceros del Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci) advirtieron, incluso, que no estaría de más que en la capital se tomaran precauciones básicas, sobre todo en zonas densamente pobladas con posibilidad de deslizamientos, como son las laderas de los cerros que rodean la ciudad.

La Carretera Central y la Panamericana, en diversos tramos, están también afectadas o bajo asedio. Y los pronósticos del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrografía (Senamhi) anuncian que las lluvias –que no cesarán en los próximos días– serán de moderada a alta intensidad.
Cabe esperar que la ciudadanía asuma con seriedad la alerta, tomando las medidas preventivas recomendadas y se sume a los mecanismos de solidaridad que se han activado en distintos puntos de la ciudad.

* Alocución quechua con que en la sierra peruana se advierte a la población, a viva voz, que “se viene el río”, que el desborde comenzó a alcanzar calles y viviendas.