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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Mientras la aprobación del Ejecutivo (presidente y ministros) se mantiene, en el mejor de los casos, y la desaprobación se incrementa (en algunos de manera notable), la aprobación de la lideresa del fujimorismo mejora levemente. Esta constatación generará bilis en muchos, de seguro, pero es una demostración palpable que la estrategia planteada por el Ejecutivo (confrontar con el fujimorismo en la apuesta que la ciudadanía terminaría girando a favor del gobierno) debería, al menos, entrar en revisión.

Desde los inicios del gobierno, luego de una crispada y sangrienta segunda vuelta, se escribieron decenas de columnas de opinión sobre el tema, envalentonando al Ejecutivo para que se enfrente desde el inicio a la mayoría parlamentaria, polarizando así a la población (quien iría naturalmente detrás de los "buenos", el gobierno, alejándose así de los "malos", el fujimorismo).

Pues bien, pasados 10 meses de gobierno, la popularidad del mandatario y su gobierno han bajado de un 60% a un 45%, mientras la desaprobación ha pasado de un 15% a un 50%; por el contrario, la aprobación de la lideresa Keiko Fujimori se ha mantenido estable en alrededor del 40% (mas o menos unos puntos), y la desaprobación se ha incrementado levemente (a lo mucho un par de puntos). En resumen, en la confrontación ha perdido más el oficialismo que la oposición.

En la hipótesis a favor de la polarización se parte de una premisa harto discutible: que la población, en general, será capaz de discernir la bondad de los actos y objetivos que trace el gobierno, así como la malevolencia y crueldad de sus opositores. Esto, por supuesto, no ocurre (al menos, no es lo que la data permite concluir). No obstante, la mayoría de voceros del gobierno siguen en la lógica de polarizar (remarcando, por ejemplo, las interpelaciones y el obstruccionismo), no sabemos si esperando que la ciudadanía "abra los ojos" o que el fujimorismo tire la toalla (por alguna extraña razón) y cese sus hostilidades (en dicha lógica, por supuesto). Sea como sea, la estrategia no les esta funcionando. No, al menos, al gobierno.