Por: José Luis Gil, exdirector de Inteligencia del Mininter

En las pasadas elecciones al Congreso, algunos candidatos plantearon la ‘necesidad’ de ‘sacar a las FF.AA.’ a las calles para combatir la inseguridad ciudadana. Esta semana, trascendió que el Gobierno reemplazaría destacamentos policiales por fuerzas militares en los denominados activos críticos, como es el caso de los aeropuertos.

Como es obvio, esta controversial versión plantea la pregunta: ¿Es conveniente o no? El análisis es complejo, pero necesario.

El Decreto Legislativo Nº 1095 y sus modificatorias regulan la intervención de las FF.AA. tanto en estado de emergencia como sin él, con la condición de que tenga como límite 60 días.

La voz más notoria que se opone a esta medida es la del propio general EP (r) Otto Guibovich, virtual congresista por Áncash, quien, en declaraciones dadas a Perú21, el 9 de febrero, consideró que “se debe dar a la PNP todo el apoyo que necesite”, pero agregó que no imagina a las FF.AA. cuidando embajadas o penales.

“El tema de fondo es dotar de equipamiento y entrenamiento a la Policía para que sean más efectivos”, sostuvo.

La ausencia de ‘escenarios o hipótesis de guerra’ posibles obliga a las FF.AA. a desviar sus capacidades en temas como orden interno, desarrollo y seguridad, tal como lo precisa un estudio de la PUCP denominado El Nuevo Rol de las Fuerzas Armadas, el que se refiere a este cambio como la “evolución de las competencias otorgadas a las FF.AA.”.

No es raro, entonces, ver cómo la estrategia política, jurídica y operacional de las FF.AA. los va introduciendo en el orden interno, cosa que, creo firmemente –y hay militares y policías que concuerdan conmigo–, es inconveniente para el país.

La solución a esta controversia, en el mediano plazo, es la creación de la Reserva Policial, cuyas características sui géneris ayudarían mucho.

Sin embargo, en el corto plazo –mañana–, se puede contratar a policías en retiro (sin mando ni comando y en edad apta para trabajar) en horarios partidos y con un incentivo (al igual que los civiles que hoy contratan para las comisarías) para labores administrativas.

Es barato, no requiere entrenamiento y conocen el trabajo. Asimismo, la PNP debe sincerar la presencia de policías jóvenes en actividades administrativas, derivándolos a las operativas.

Existen alternativas: las soluciones están en su mesa.

No cometamos errores que pueden pasar factura en el futuro. Dejemos que los altamente profesionales de las FF.AA. sigan en su tarea estratégica de la Defensa Nacional. ¡Éxitos!

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