[OPINIÓN] Gonzalo Elías: “Mi casa no es un meadero”

Hace unos días hubo un incidente en Miraflores, donde una señora se desbordó porque un perro se hizo la pila en el garaje de su casa. Para su mala suerte, el dueño del perro era un conocido actor peruano que no dudó en sacar su celular y grabarla en pleno desborde, ya que la señora estaba furiosa, desatada, virulenta.

Ahora bien, ¿estuvo bien que el actor colgara en sus redes sociales el video? A las pocas horas había un grupo de personas afuera de la casa de la señora manifestándose, haciendo un plantón, agrandando el bochorno para ella, como si no hubiese sido suficiente que la filmaran.

Que alguien te filme es también agresivo. Es cierto que el actor se condujo con asertividad e intentó dialogar, pero pudo percibir que la señora estaba claramente desbordada porque siempre se hacen la pila en su casa.

Soy amante de los perros, tengo uno; experimento, en carne propia, cómo el perro puede llegar a ser querido como un hijo y, además, recomiendo que la gente los tenga porque son terapéuticos. Los perros son puro afecto.

Pero seamos francos; también vemos por todos lados que los perros se hacen la pila y la caca en las casas, veredas, parques y demás y, muchas veces, sus dueños no limpian. Esto va cargando y acumulando a los vecinos con toda razón.

Hace unos días también un señor de unos 40 años aproximadamente, en evidente estado de ebriedad, fue filmado en un McDonald’s intentando pelear con unos muchachos, insultándolos y faltándole el respeto a uno de los trabajadores del establecimiento. Al igual que la señora, estaba en falta, indiscutiblemente, pero también fue filmado y viralizado.

Puedo dar fe de que las personas que sufren de alcoholismo y de “anger management” (control de ira) son personas que sufren y suelen tener historias de trauma y dolor.

No estoy justificando las conductas inapropiadas ni mucho menos violentas, pero sí me deja pensando si es que el castigo es proporcional a la conducta.

Al final son desbordes, pero ser filmado y viralizado es casi una muerte social. El que nunca ha tenido un desborde que tire la primera piedra.