Indagación se inició tras conocerse que CyM fue proveedora del consorcio. (Perú21)
Indagación se inició tras conocerse que CyM fue proveedora del consorcio. (Perú21)

Mientras más cerca estemos de conocer la verdad de los casos Lava Jato y Lava Juez, los esfuerzos por incendiar la pradera crecerán. En esta tercera temporada de Justicia TV hay actores principales y actores de reparto, cada uno con roles específicos para esparcir tanta desinformación y tanta confusión como sea posible. Saben bien, por viejos y por diablos, que en el caos es más difícil diferenciar la mentira de la verdad.

La confianza que sentían en el alanismo y keikismo, gracias a su influencia judicial y fuerza legislativa, los llevó al error de trazar una división en la que la lucha contra la corrupción terminó fuera de su cancha. Ahora, tras varios tropezones, saben que no pueden enfrentar lo que se les viene con un escenario político así de inclinado.

Un objetivo central en este intento de reposicionamiento es Vizcarra, quien fue el gran beneficiado del descalabro de los demás. Si lo logran embarrar, tal vez logran verse más limpios. La denuncia contra Vizcarra por el contrato de su empresa 13 años atrás fue la punta de lanza.

Luego la congresista fujimorista, ex fujimorista y nuevamente fujimorista, Yeni Vilcatoma, anunció una denuncia constitucional por ese tema. En simultáneo, Alan García disparaba tuits como bandolero mientras aparecían pintas con frases parecidas a lo que él escribía: “Vizcarra pobreza”, “Vizcarra anemia” o “Vizcarra violación”. Todo en una semana. En política no hay puntada sin hilo.

En este nuevo contexto, el estilo exitoso de Vizcarra pareciera haber encontrado un límite. La respuesta a la pregunta sobre su empresa lo envolvió en un problema. Se le ve solo. No tiene vocería política. Tampoco tiene bancada y su gabinete es de bajo perfil. Si quiere sobrevivir a la tormenta, tiene que ajustar algunas tuercas. Política se responde con política.