Ellos también tienen derecho. Basta de violencia verbal. Ilustración: María Cecilia Rodríguez.
Ellos también tienen derecho. Basta de violencia verbal. Ilustración: María Cecilia Rodríguez.

Soy feliz manejando los domingos, día en el que la ciudad parece otra, más alegre y civilizada, más cercana al ideal que muchos tenemos de esta Lima a pesar de los tiempos que vivimos, de la mascarilla que no nos deja ver sonrisas, y de los lentes que a veces impiden hasta encontrarnos con una mirada. Disfruto mi recorrido, entre Chorrillos y Magdalena, o de Chorrillos al Centro Histórico, y compartir ciclovía con profesionales, y amateurs, entre los que figuran familias enteras, papás con sus niños o niñas, e incluso abuelos y abuelas. Pero el último fin de semana fui testigo de una situación que no me sorprende porque ya la había visto antes.

Esta vez me detuve a intervenir, ante tremenda falta de respeto. El deporte no tiene que ser solo para chicos y jóvenes. Ver a hombres y mujeres, con canas, en su bicicleta, despacio o a velocidad moderada, es maravilloso, porque bien protegidos se suman a esta comunidad ‘cletera’.

Lamentablemente, no falta cierta gente estúpida que grita “vieja, muévete” y hasta un “vieja, cdsm…”. La ciclovía no es un espacio de carrera; el ciclista común y respetuoso no está en competencia, menos en un lugar que, por lo general, es estrecho. Si paras, posiblemente te cansaste, necesitas aire, o quieres hidratarte. Muchos jóvenes se creen dueños de la ciclovía y agreden verbalmente a estos adultos mayores que con entusiasmo buscan una oportunidad para romper con el sedentarismo al que nos ha forzado esta maldita pandemia.

Me pregunto cómo convencer a mis padres a salir en bici si algún estúpido se va a cruzar con ellos para gritonearlos porque no son tan rápidos.

No se puede generalizar. Hay ciclistas que se detienen a ayudarte, que te dan consejos, que no miran tus canas o el exceso de peso, que respetan, y promueven una convivencia en armonía.

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“Quizás solo deba dar la vuelta en el parque”, me dijo Anita, la señora atacada a gritos por un sujeto que al parecer estaba en su propia carrera, y no quería lentos en su ruta. No es posible. La juventud no es eterna, hay que respetar, y promover el respeto a los adultos mayores (también) desde los medios. Ana prefirió salir de la ciclovía, e ir por la pista, para no incomodar. Prefirió arriesgar su vida antes de seguir escuchando insultos. Es momento de estar atentos y frenar tantos abusos que en ocasiones pasan inadvertidos.

PD: Se acabaron los domingos en bicicleta tras el Esto no es excusa para dejar de reflexionar sobre lo que afrontan los adultos mayores. Sé que volveremos a las ciclovías, y ojalá ese día seremos más conscientes y aprendamos a respetar.

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