Alberto Borea sustenta defensa de PPK. (César Campos/Perú21)
Alberto Borea sustenta defensa de PPK. (César Campos/Perú21)

Aún no se había decidido la vacancia de PPK al escribir esta columna (5:45 p.m.). Los rumores iban y venían y ambos lados aseguraban que tenían los votos a favor y no cesaban de bluffear, misma partida de póker.

Sobre la exposición nocturna de PPK, este reforzó mi impresión de que es básicamente un personaje egoísta y poco escrupuloso, que se aferró al libreto que le estructuraron sus asesores Zavala y RMP: la ovejita PPK es solo una víctima de los demás y de su desorden personal. Eso de amenazar con la renuncia de sus vicepresidentes para aferrarse me pareció un chantaje de quinta, pasándose por encima del mandato constitucional que le sucedan. Y ver prestarse así a sus dos vicepresidentes de comparsa en esa amenaza chavetera para librar a PPK de sus tan evidentes faltas me pareció patético.

¡Qué poco se quieren, qué poca autoestima! Ambos faltaron así a su juramento constitucional, a su deber de suceder al presidente si este deja el poder. Sobre el discurso matinal de PPK, este fue completamente olvidable: volvió a no aclarar nada, a no mostrar ningún papel y a tomarnos el pelo con argumentos risibles. Luego Borea hizo su stand-up comedy como el defensor que combinaba al abogado con el político. Tampoco aclaró nada y también repitió el mismo disco rayado de PPK: “golpismo institucional”, “no hay debido proceso”, “PPK no sabía nada” y “la OEA y la CIDH nos van a castigar”, amén de tratar de sembrar la duda y de recordar el turbio pasado fujimorista y aprista, con una oratoria ya ampulosa para esta época. Y no faltaron los elementos pintorescos: el viaje irresponsable de Del Solar y ese internamiento tan oportuno del ínclito Donayre.

PD: Según Domingo García Belaunde, unas eventuales elecciones por la vacancia de PPK solo serían presidenciales. Ojo.