Congreso de la República
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El domingo pasado se celebró el Día de la Salchipapa. Me encanta la salchipapa. Lo que no me gusta es la habilidad que tiene el Congreso para aprobar normas irrelevantes. ¿Se busca acaso revalorizar o formalizar a las salchipaperas?

De igual manera, el Día del Pollo a la Brasa no hace más que vender más ese día. El pollo a la brasa ya es un plato popular, no necesita de “un día” para venderse más en el año.

¿Por qué mejor no crear días de comidas que necesitan visibilizarse, como el Día de la Sangrecita o el Día del Hígado Encebollado, para promover su consumo?

Reducir las acciones de promoción y revalorización de objetos o platos que consideramos nuestros a declaraciones de un día no hace más que poner en evidencia la poca capacidad que tenemos para formular normas que realmente aseguren la implementación adecuada de políticas públicas.

Pasa con el Día del Cajón Peruano, aprobado este mes. Una cosa es la declaración del cajón peruano como Patrimonio Cultural de la Nación y otra es crearle un día, varios años después. ¿Cuál es la necesidad? Si lo que se buscaba era revalorizar el aporte de la cultura afroperuana al país, al menos hubiese sido más acertado que se declare el Día del Cajón Afroperuano, para así visibilizar a la cultura que está detrás de este objeto. Si lo que se busca es promover el uso del cajón, se debería empezar por hacer que en las escuelas públicas se enseñe a tocar este instrumento.

El Congreso debe comprender que un instrumento normativo puede ser un gran agente de cambio positivo en nuestra sociedad. Las leyes y normas no son o no deberían ser decorativas. Deben garantizar un resultado, una mejora.

Es como si se prefiera aprobar el “Día del Buen Congresista” en vez de una reforma de partidos políticos y reforma electoral para tener mejores legisladores.