"Queremos seguridad, por supuesto, pero no podemos combatirla con populismo, menos cuando sabemos que eso no solucionará absolutamente nada, sino que perjudicará a un sector golpeado como el turismo". (Foto: El Peruano)
"Queremos seguridad, por supuesto, pero no podemos combatirla con populismo, menos cuando sabemos que eso no solucionará absolutamente nada, sino que perjudicará a un sector golpeado como el turismo". (Foto: El Peruano)

El Gobierno decretó en San Juan de Lurigancho y San Martín de Porres, así como siete distritos de Sullana. La intención es combatir la inseguridad y la delincuencia. El problema es que una cosa son las intenciones y otra, los resultados. Y, por lo pronto, el resultado inmediato ha sido que países como el Reino Unido nos han puesto travel warnings. Quizás en Perú no nos llame tanto la atención un estado de emergencia, pero a un turista extranjero lo hace pensar que el lugar que quería visitar es un polvorín. Esto no es especulación, es realidad: tour operadores, agencias de viaje y hoteles ya comenzamos a recibir consultas muy preocupadas desde el extranjero.

Las cosas pintan aún más complejas. Un grupo de alcaldes está solicitando que la medida se extienda a toda Lima. Si solo con un puñado de distritos se viene generando turbulencia en el sector, ¿qué creen que sucederá si la capital en pleno entra en estado de emergencia? Lima es nuestra puerta de entrada. Si decimos que es un riesgo pisarla, entonces despidámonos del turismo en todo el Perú.

La inseguridad es un problema, eso está clarísimo. Nadie pretende tapar el sol con un dedo. El tema de fondo es que declaratorias de emergencia no son una solución. Si lo fueran, no existiría la inseguridad, porque cada gobierno ha tomado esta misma medida. Como dice una conocida frase: “Locura es seguir haciendo lo mismo y esperar resultados diferentes”. La inseguridad se encara no con anuncios rimbombantes, sino con un plan integral. Fortaleciendo a la policía, dando recursos a las comisarías, trabajando con la Fiscalía y el Poder Judicial. Hemos tenido experiencias exitosas. En los 80, la creación de las Águilas Negras fue decisiva para poner freno a la ola de asaltos bancarios. La DIVISE y su lucha contra los secuestros es otro ejemplo. Esos problemas se enfrentaron con acciones eficaces y se lograron mejoras sustanciales.

El turismo está en crisis. El caos vivido a inicios de año fue devastador. 28 países lanzaron alertas desaconsejando venir al Perú, lo que ahuyentó a los turistas. Costó un esfuerzo enorme cambiar esos warnings como para volver a retroceder. Venimos arrastrando una enorme pérdida de empleos (casi 2 millones menos vs. prepandemia). ¡Necesitamos recuperarlos! Queremos seguridad, por supuesto, pero no podemos combatirla con populismo, menos cuando sabemos que eso no solucionará absolutamente nada, sino que perjudicará a un sector golpeado como el turismo. Queremos seguridad, pero también desarrollo.

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