(Foto: Captura de pantalla)
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Una auténtica vergüenza el ajetreo en el que se vio envuelta la Comisión de Educación del Congreso de la República luego de la gruesa maniobra de intentar contrabandear una suerte de rescate estatal de las así llamadas “universidades bamba”. La treta se presentó camuflada en una iniciativa enviada al Parlamento por el Gobierno, pero al final todo quedó al descubierto.

Y solo como maniobra se puede describir el nuevo intento de esta comisión para que las universidades a las que se denegó la licencia de funcionamiento por no cumplir requisitos mínimos de calidad educativa vuelvan a su modus operandi, es decir, a estafar masiva e impunemente a jóvenes incautos y, principalmente, de bajos recursos, en busca de mejorar sus condiciones de vida a través de una carrera profesional.

Los lobbies que gravitan alrededor de esta comisión son ciertamente poderosos y para nadie es un secreto el proficuo negociado que se oculta tras ellos. Algunos incluso cuentan con una representación política variada que, como se vio también en el anterior Parlamento, hace poco o nada por disimular sus vínculos con estas empresas seudoeducativas.

Sin ir muy lejos, uno de los líderes de Podemos Perú, quizás el partido que con mayor entusiasmo apoya los reiterados intentos de maniatar a la Sunedu, es José Luna Gálvez, propietario de, hasta el momento, tres casas de estudios con licencia denegada. Pero no son los únicos: representantes de Fuerza Popular, Alianza para el Progreso, Acción Popular y Somos Perú se han sumado, en uno u otro momento, a estas infelices iniciativas, quién sabe si porque entre sus filas tampoco están libres de intereses similares a los de sus colegas.

La Sunedu ha hecho un excelente trabajo con el licenciamiento de las universidades y es tanto lo que el país necesita avanzar en materia de educación y calidad de sus profesionales, que las incesantes amenazas y bravatas –”vamos a investigarlos”– que recibe de algunos miembros de esta comisión se limitan a desnudar las protervas intenciones que los guían, totalmente contrarias a cualquier mejora educativa que pueda beneficiar a la juventud peruana.