Este PMU debe basarse en un enfoque apropiado dedicado a la movilidad sostenible que beneficie especialmente a las personas por encima del vehículo motorizado, señala la columnista. (Foto: Lenin Tadeo)
Este PMU debe basarse en un enfoque apropiado dedicado a la movilidad sostenible que beneficie especialmente a las personas por encima del vehículo motorizado, señala la columnista. (Foto: Lenin Tadeo)

Este viernes se constituyó el Comité de Gestión del Plan de Movilidad Urbana para Lima y Callao de la Autoridad de Transporte Urbano (ATU), comité que acompañará el desarrollo de este instrumento de planeamiento y acción. Finalmente, la ATU inicia el proceso de planeamiento —correspondiente a una de sus funciones prioritarias— de la mano de un consorcio privado que ejecutará estas acciones. Aunque debo decir que a muchos en el sector nos sorprendió que la ATU encargue a un tercero esta función primordial y que le tomara tantísimo tiempo el iniciar este camino, es una buena noticia que, finalmente, vea la luz.

Entre los objetivos de este comité está incluido el acompañar “la correcta formulación del Plan de Movilidad Urbana (PMU) (…) así como garantizar un enfoque participativo y multisectorial que permita la concertación durante su formulación”. Para ello, desde la ATU han convocado a diversas instituciones y representantes del gobierno, incluyendo no solo a los ministerios y, por supuesto, a la Municipalidad Metropolitana de Lima y a la Municipalidad Provincial del Callao, sino también a representantes del sector privado y de la sociedad civil.

Es necesario complementar este Comité de Gestión con más participación de instituciones de la sociedad civil que representen los intereses del Callao, para así poder impulsar un proceso de planificación que realmente atienda las necesidades de ambas jurisdicciones y sus habitantes.

Resulta importante entender la importancia de este proceso, especialmente ante el escepticismo frente a instancias similares a esta que han fracasado estrepitosamente.

Este PMU debe basarse en un enfoque apropiado dedicado a la movilidad sostenible que beneficie especialmente a las personas por encima del vehículo motorizado y, esto es en sí mismo contestatario en un país que suele priorizar a las élites y procura no incomodar al statu quo. ¿Podrán sostener este enfoque o caerán en las fauces del “business as usual”?

¿Qué se viene? Un largo proceso de consultas populares, asambleas, reuniones y eventos que nos deberían servir para promover el debate, la reflexión y el recojo –real y efectivo— de la opinión ciudadana. Por supuesto, pasando por el filtro de la movilidad sostenible las propuestas y deseos vecinales para que así el plan no se vuelva una caja de resonancia de pedidos de intereses individualistas y privatizadores. ¿Será posible? ¿Lograremos finalmente transitar del caos del transporte a la fluidez de la movilidad? ¡Ojalá!