La necedad de Netanyahu que prolonga la guerra

No hay forma de digitar “Israel” en Google y hallar noticias internacionales de Medio Oriente que no conduzcan a sumar muertos, bombardeos y guerra. La disputa bélica que protagoniza su primer ministro, Benjamín Netanyahu, con Hamás, autoridad que administra la Franja de Gaza, se prolonga ante la negativa de reconocer un Estado palestino.

“Los israelíes deben ver materializadas sus legítimas necesidades de seguridad, y los palestinos deben ver realizadas sus legítimas aspiraciones a un Estado plenamente independiente, viable y soberano, en consonancia con las resoluciones de las Naciones Unidas, el derecho internacional y los acuerdos anteriores. La ocupación israelí debe terminar”, señaló el 23 de enero António Guterres, secretario general de las Naciones Unidas, ante el Consejo de Seguridad de la ONU.

Lo mismo expresó aquel día Uzra Zeya, subsecretaria de Estado para Seguridad Civil, Democracia y Derechos Humanos de Estados Unidos, estableciendo que el reconocimiento de dos Estados es la única solución para terminar con la guerra “de una vez por todas”.

Un día antes, alrededor de 20 familiares de rehenes de Hamás en Gaza irrumpieron a la fuerza en la sede del Knéset, el Parlamento de Israel, en Jerusalén, para exigir ayuda para los secuestrados del fatídico 7 de octubre de 2023. Netanyahu contestó que no hay ninguna propuesta de Hamás para negociar la liberación. El 8 de enero, una docena de manifestantes también ingresaron a la Knéset para exigir la renuncia del primer ministro y la convocatoria a elecciones. La presión internacional crece y Netanyahu no da su brazo a torcer, pese a que, de acuerdo a cifras oficiales, hay más de 26 mil palestinos muertos en la Franja y cerca del 85% de la población ha sido desplazada por la guerra.

LAS SALIDAS

El internacionalista Carlos Novoa Shuña explica que el reconocimiento de un Estado palestino podría contribuir a bajar las tensiones entre Israel y Hamás, pero también existen otras contingencias a tomar en cuenta.

“Los Acuerdos de Oslo, entre Palestina e Israel, que contaron con el auspicio de Estados Unidos, establecían que para el año 2000 debía haber dos Estados. Hasta esa época eran tres los problemas políticos. El primero era definir quién iba a administrar la ciudad de Jerusalén, el segundo era el regreso de los refugiados palestinos que habían sido retirados cuando fue la independencia de Israel, y el tercero era la entrega de territorios”, manifestó a Perú21.

En los últimos 20 años, sin embargo, “Israel comenzó a tomar más territorio palestino para establecer colonias judías. ¿Qué significa eso? Que el Ejército está cuidando estas colonias”.

“Hamás era un movimiento político que estaba ahí y aprovechó el vacío del Estado palestino para tejer una red de ayuda social. El acuerdo debería ser reconocer al Estado palestino, ¿pero cómo podría establecerse? Israel no quiere que ello ocurra mientas Hamás está en el poder y dudo mucho que se pueda acabar a Hamás de manera militar”, continuó.

Además, cuestionó: “¿Cómo sería la conexión entre Gaza y Cisjordania? En el medio está Israel, hay 40 km de distancia. El conflicto empezó en octubre, estamos terminando enero y, a pesar de todas las matanzas, no hay ningún resquebrajamiento de Hamás. Eso pasa porque ellos tienen el control absoluto de la Franja de Gaza”.

“Una noticia positiva sería que Hamás, que es la autoridad palestina, pueda tener un gobierno común y que haga un trabajo de reconciliación y luego de reconstrucción de la vida de los palestinos en la zona, porque la guerra es de Israel contra Hamás, que es la autoridad palestina; no es la guerra de palestinos e israelíes”, sostuvo.

Novoa Shuña recordó que antes de los 2000 el gobierno israelí “promovía la posibilidad de que exista un Estado palestino, pero ese era un gobierno de izquierda moderada. Debido a que comenzaron a haber atentados suicidas palestinos dentro de Israel, la sociedad israelí y la opinión pública exigió a sus gobiernos que sean más duros. Es por eso que Netanyahu tiene más de 20 años en el poder, con idas y venidas, pero es un tipo duro que los hace sentir que están defendidos. En este momento no hay condiciones para un político israelí a favor de la paz”.

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