Tras la reunión sostenida en Londres entre el primer ministro británico David Cameron y el líder tibetano Dalai Lama, el Gobierno chino emplazó a Gran Bretaña a "reparar el daño", por lo que consideró "una grave afrenta contra el pueblo chino".
"Sin atender a las repetidas protestas, el Reino Unido sigue organizando encuentros de Cameron y otros líderes con el Dalai Lama, *algo que es una grave interferencia en los asuntos internos de China*", declaró hoy en rueda de prensa el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Hong Lei.
Hong afirmó que ese hecho constituía un respaldo a las pretensiones independentistas del Tíbet respecto del dominio chino, impulsadas por el Dalai Lama "con la excusa de la religión".
Respecto a la acusación del líder tibetano de un intento de asesinato en su contra planeado por China, el portavoz del gobierno de Pekín refirió que "tal rumor ni siquiera merece ser refutado".