En su novela 1984, el inglés George Orwell cuenta sobre un mundo donde el poder y el control son los protagonistas, describiendo detalladamente la angustia y placer que significa estar vigilados. Y, en medio de aquella distopía, aparece una institución temible: el Ministerio de la Verdad, un ente capaz de controlar la historia, pensarla y reescribirla. Administra la información para crear una “verdad” ajustada a las necesidades.

1984 nos sirve para recordar la importancia que tiene la información. Y es que lo imaginado por Orwell ha alcanzado paralelismos con la realidad. Basta con mencionar a Venezuela, donde el derecho a la información se ha visto privado por manos del gobierno con una “Ley contra el Odio”. O Cuba, que ocupa desde hace décadas los puestos de naciones con menor libertad de expresión a nivel global.

encontraba en la pluralidad de información el termómetro para evaluar la democracia en un país. “Se puede medir la salud democrática de un país evaluando la diversidad de opiniones, la libertad de expresión y el espíritu crítico de sus diversos medios de comunicación”, mencionaba en 2006. ¿Qué ocurre cuando el ser humano pierde su derecho a expresarse, cuando un gobierno busca imponer una “verdad”? “Una mentira repetida mil veces se convierte en verdad”, solía pregonar Joseph Goebbels, el despiadado ministro de Propaganda de Hitler. El inglés Tom Clancy lo resumía así, sin más: “Si puedes controlar la información, puedes controlar a la gente”.

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Y cuando algo intenta trastocar la información, todo se agita. Como lo que ha ocurrido esta semana en la de on la creación del Nodio, un organismo gubernamental que ha propiciado un debate en torno a la libertad de expresión e información.

NO ODIO

Con la presumible intención de combatir las fake news y discursos de odio que rondan en distintas plataformas, Nodio trabajará en la “detección, verificación, identificación y desarticulación de las estrategias argumentativas de noticias maliciosas y la identificación de sus operaciones de difusión”. Así fue descrito el viernes 9 de octubre durante su presentación. En la mesa se encontraba la defensora del Público, Miriam Lewin, acompañada de seis académicos. Ni bien acabó el evento, Lewin se encontró con un aluvión de críticas. ¿Qué era lo que realmente se había creado?

Para empezar, es preciso señalar que Nodio es un observatorio adscrito a la Defensoría del Público; por lo tanto, estará bajo la mirada de la propia Lewin, una periodista con larga y respetada trayectoria.

Las críticas apuntaron a que Nodio mantiene un tufillo a Ministerio de la Verdad y paternalismo, sobre todo por la interrogante de cómo podrá ejercer las tareas de “desarticulación de las estrategias argumentativas de noticias maliciosas” sin trastocar la libertad de expresión.

La extitular del Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom) y dirigente macrista, Silvana Giudici, escribió en una columna en el diario La Nación que, con la llegada de esta institución, “la idea de un Estado vigilante, determinador de la veracidad de las noticias, aleccionador ideológico sobre todo aquello que no coincida con su corriente de pensamiento, sobrevuela las cabezas de muchos dirigentes de kirchnerismo”. Asimismo, mencionó que Nodio podía “constituirse en un brazo ejecutor de las ideas de supremacía ideológica, que tienda a eliminar del discurso público las voces críticas”.

Por su parte, el periodista Jorge Lanata, crítico del régimen de Fernández, ironizó señalando que él sería uno de los primeros en “caer” por el Nodio, mientras que su colega Marcelo Longobardi lo calificó como una “Gestapo informativa”. A estas voces se han sumado diputados de oposición, quienes han pedido que Lewin vaya al Congreso para explicar los lineamientos del organismo, al cual consideran inconstitucional.


NO SERÁ SANCIONADOR

Debido a las críticas, la Defensoría brindó un comunicado para precisar que “no existe intención de llevar adelante ni el control, ni la supervisión de la tarea de la prensa”. Indicó también que Nodio no requerirá nuevos fondos.

En un diálogo con Infobae, Lewin precisó que el ente será conformado por especialistas de la Defensoría y que los que participaron en la presentación (muy ligados al kirchnerismo, salvo dos excepciones) solo fueron llamados para tal evento. Por otro lado, precisó que la tarea de este centro será presentar estudios cuantitativos y cualitativos, tal como lo vienen haciendo ya universidades o instituciones de la sociedad civil.

“Tal vez es mejor no hablar de observatorio, porque nosotros no tenemos ninguna potestad sancionatoria. Quizás es mejor presentar a Nodio como un centro de estudios que procura promover el derecho a la comunicación y a la libre expresión, porque cuando uno se pronuncia violentamente discriminando con un discurso misógino, homofóbico, de odio contra los migrantes, promoviendo la discriminación, está limitando los derechos de población vulnerable”, indicó.

Para un sector de la prensa, las explicaciones han bastado para confiar en el camino que Nodio seguirá. El periodista argentino Ernesto Tenembaum, en declaraciones para Perú21, hizo énfasis en la preocupación que trajo su anuncio. “Fue mal comunicado y a esto se suma que hay una comprensible sensibilidad por saber qué rumbo va a tomar este gobierno con el periodismo, dado lo que pasó en el gobierno de Cristina Fernández, cuando las cosas se pusieron muy agresivas”, sostuvo.

Alberto Fernández junto a la vicepresidenta Cristina Fernández de K. (AFP)
Alberto Fernández junto a la vicepresidenta Cristina Fernández de K. (AFP)

El periodista le da a Nodio, por el momento, el derecho a la duda, pero deja en claro que no está de acuerdo en que “alguien pueda apagar la luz respecto a la información que publica un medio”. “No me gusta que circule información de antivacunas, de terraplanistas, pero es el precio para pagar por la libertad. Creo que finalmente el buen periodismo logra tener una influencia mayor en la gente”, dijo, para luego señalar que en estos momentos en Argentina hay temas más urgentes que colocar en agenda.

Otros organismos nacionales como la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (ADEPA) e internacionales, como la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), han pedido que la Defensoría dé marcha atrás.

Pero las acciones parecen tomar un color más intenso. Un fiscal pidió una investigación penal contra Miriam Lewin por “abuso de autoridad y violación de los deberes de funcionarios” y que se impida que el organismo entre en funciones. Este último pedido fue rechazado por un juez; sin embargo, el primero sigue en curso. Perú21 se comunicó con Lewin para conocer más detalles del caso; sin embargo, la periodista explicó que su defensa le ha aconsejado no pronunciarse al respecto.

Mientras tanto, el debate tiene para mucho en un país que, como todo el continente, sufre por las fake news y los discursos de odio, fenómenos que se han hecho evidentes en esta pandemia; sin embargo, se mantiene alerta ante cualquier intento por ir contra la libertad de expresión e información, derechos que jamás debemos perder.

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