no viste con trajes coloridos, típicos de una cantante de música andina, más bien es monocromática, lo que combina a la perfección con su voz dulce y maneras delicadas. Tal vez es producto del gran desamor que vivió a los 19 años cuando estaba en la Universidad Nacional de Huamanga, adonde llegó desde para estudiar enfermería.

Ella quedó embarazada, dejó los estudios y regresó a casa, en la provincia de Chincheros, buscando consuelo en su tierra y en los brazos de su madre. Pero el dolor no le era ajeno, la popular cantante perdió a su padre cuando tenía solo tres años. “Mi madre, maestra de profesión, se quedó sola con tres niñas a su cargo. Mi infancia fue bonita, recién de jovencita empecé a sentir que necesitaba a mi papá”.

Entonces, Nancy se refugió en la música para superar sus tristezas. En 1999 ganó un concurso de canto en Chincheros que le permitió grabar su primer disco en Lima y, tras presentarlo en el mercado musical, su carrera fue en ascenso.

“Siempre admiré a Saywa, Dolly Príncipe, Mónica Cuadra y a las hermanas Illanes. Yo tenía sus autógrafos. Ahora son mis amigas y comparto escenario con ellas”, dice con sonrisa de triunfo.

Los 17 años dedicados a la música andina le permiten ver que aún hay machismo en el mundo del arte pese al crecimiento de las exponentes mujeres. “Hay cierto machismo en el mundo de la música, cuando hay un concierto, los varones figuran más y las mujeres estamos a un lado. A pesar de eso, ahora las mujeres cumplimos un rol importante como profesionales, artistas y madres sin competir con los hombres”, reflexionó.

Nancy es una mujer de retos y no se conformó con su carrera musical. Ella se mudó a la capital para estudiar educación primaria en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, y estudió también una especialización en Educación por el Arte con Promotoría Cultural en la Universidad Federico Villarreal.

“Ahora trabajo en colegios estatales a nivel primaria y secundaria como promotora cultural. Buscamos nuevos talentos en diversas áreas del arte a través de la enseñanza y de concursos internos”, contó la educadora.

La intérprete de suave andar, figura delgada y sonrisa cálida se casó y tuvo mellizos; sin embargo, la relación terminó en un divorcio. Ahora lucha para sacar adelante a sus tres hijos de la mano de la música, a la que considera la expresión de sus sentimientos.

DATO

Nancy tiene 12 producciones musicales, recorrió casi todo el Perú y desde 2014 inició giras internacionales.