Relinda Chávez, productora de café: "El café me hace soñar bonito"
Relinda Chávez, productora de café: "El café me hace soñar bonito"

El terrorismo la hizo abandonar su tierra Tintay Puncu, uno de los dieciséis distritos que conforman la provincia de Tayacaja, en Huancavelica. Eran días de balas, ajusticiamientos y sangre. Corrió a esconderse a la selva, a Pichanaki, y allí descubrió el . Pero la paz estaba lejana en los 90, y otra vez tuvo que salir huyendo, aterrorizada. “La violencia nos perseguía”, recuerda. Esta vez pensó en volver a casa, al pueblo que en quechua significa “puerta del encuentro”.

Relinda Chávez, su esposo y su pequeño hijo retornaron a la tierra de sus amores para trabajar en el campo, siempre pensando que el café los sacaría adelante. Era como un pálpito. Como una señal. Como algo que les decía por dentro que allí estaba el camino.

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Muchos años después, Relinda diría que así fue, tal y como lo presagiaba. El café les salvó la vida, les permitió dar una educación a sus hijos, tener una pequeña y modesta casita y un Paraíso, como se llama el fundo donde cultiva los valiosos granos que le permitieron ser reconocida como la mejor productora de café en los Premios Summum 2022 que se realizaron el 22 de agosto último. Celebración que será transmitida por Canal N, mañana a las 8 p.m. y el domingo a las 10 a.m. y 10 p.m.

“Yo estoy muy contenta de que se reconozca mi tierra por el café”, dice a pocas horas de la ceremonia, mientras le muestro el empaque de Saba Café, emprendimiento que comercializa su café en esta ciudad. “Bonito está”, agrega emocionada.

Oscar Martínez Habich –dueño de Saba Café, la marca que trajo a Lima este origen– describe el café de Relinda con notas sensoriales a caramelo, bitter, acidez brillante y cuerpo alto con textura cremosa final a frutas cítricas, de acuerdo con Summum.

El café de Relinda Chávez participó en Taza de Excelencia Perú 2021 (competencia para elegir el mejor café del Perú) y llegó a la etapa donde clasificaron las 114 muestras de los mejores cafés del país. Fue la única representante de Huancavelica, algo que a ella y a su familia los llena de orgullo y de esperanza en poder seguir mejorando.

Relinda Chávez fue reconocida por los premios Summum 2022 como la mejor caficultora del país.
Relinda Chávez fue reconocida por los premios Summum 2022 como la mejor caficultora del país.

¿Cómo empezó con el café?

Plantando café. En la selva lo vimos con mi esposo y dijimos ‘vamos a plantarlo en Huancavelica’ y así fue como nos aventuramos. La selva nos enseñó mucho, pero de aquí (de Huancavelica) somos.

¿Usted casi fue perseguida por el terrorismo?

Es lo que me tocó vivir. Primero me sacó de Huancavelica, luego de la selva, y así hasta que de monte en monte, de estar escondidos, logramos volver. Años horribles. Siempre pensando que algo malo pasaría.

El café le ha dado más de lo que muchos esperaban…

Pensaban que por la altura no daría y se pudo. Estamos muy contentos con el café. Gracias a este producto mi hija tiene tres carreras, mi hijo menor de 20 años está estudiando y mi primer hijo, el mayor, nos ayuda en el campo. Él no pudo estudiar porque estuvo siempre huyendo con nosotros por el monte, huyendo del terrorismo. Ha crecido con miedo. Entre culebras y balas ha crecido mi hijo, ha sufrido mucho. Pero estamos contentos ahora. El café me ha dado mi casita y la oportunidad de tener un fundo para dar trabajo a unas 20 personas. Allí todos trabajamos. El café peruano es una bendición para todos.

¿Qué significado tiene para usted el café?

El café me hace soñar bonito.

De niña creció en el campo.

Sí, mi mamá era campesina, no tenía estudios. Por falta de economía yo solo pude estudiar la secundaria. Mi madre con las justas tenía para comprarme un cuaderno. No había dinero. Éramos siete hermanos. Mi papá trabajaba en la chacra. Ni carretera tenía este pueblo, Tintay Puncu, pero allí estábamos sembrando maíz y frijol.

Hoy se siente contenta de su pueblo.

Ha mejorado. Hay pobreza, pero ha mejorado. Estoy feliz con mi familia aquí. Mi madre me ha motivado a salir adelante, a buscar mi camino. Por ejemplo, me dije: ‘No voy a tener tantos hijos’. Y solo he tenido tres. Cuando nos juntamos con mi esposo pensamos en dar a nuestra familia una vida mejor, y creo que lo hemos conseguido.

Su esposo le ayuda en el trabajo.

Sí, nos hemos hecho ambos en el campo, ambos hemos crecido, aprendido y así logramos un buen café.

¿Cómo la encuentran los hermanos de Saba Café?

Ellos nos encontraron cuando nosotros salimos por las ferias, ofreciendo nuestro café. Ahí nos encontraron y les gustó nuestro producto.

¿Cómo prepara café en casa?

Nosotros antes no sabíamos cómo preparar el café para tomar. Prácticamente por 20 años yo no probaba el café, solo cosechaba y llevaba a la selva y vendía solamente, pero ahora ya sabemos preparar. Unas ingenieras vinieron a buscarnos a la chacra para hacer el café y nos enseñaron. Yo no tomo café porque me duele la cabeza, les digo, y ellas me preguntan qué café tomaba, que seguro no era de calidad. Este café es remedio, para tus huesos, para todo, es buenazo y me hicieron tomar mi propio café. Ahora tomo mi café. Es muy rico, con un sabor cítrico, bien livianito, por eso es muy reconocido. En casa y en la chacra todos tomamos café. Cuando es hora de descanso hacemos panqueques y lo acompañamos con cafecito. Ya aprendimos a distinguir el café bueno del café malo.

¿Cuál es su meta?

Llegar más allá con mi café, buscar más precio y cosechar más, mejorar mi café más, algo que antes no sabía y ahora ya conozco. Algo bonito que pasa también es que mi hija estudia y se proyecta para ver nuestro producto. Somos una familia muy unida.

AUTOFICHA

  • “Tengo 55 años de edad pero yo me siento joven, no me siento mal para seguir trabajando, y menos vieja. Sigo cosechando mi café. Gracias a Dios, fuerzas no me faltan y ganas de aprender cada día más tampoco. Cada día es un aprendizaje nuevo, y hay que estar dispuestos”.
  • “El amor por el campo yo lo heredé de mis padres, sobre todo de ver a mi mamá trabajar tanto. Eran otros tiempos, y la pobreza realmente golpeaba duro, no alcanzaba ni para los cuadernos de mis hermanos y yo. Nos quitábamos las hojas. Así era”.
  • “Yo espero que el café de Huancavelica llame la atención en Lima y en todo el Perú. No se conoce nuestro café, no se conoce casi nada. Se piensa que aquí no existe café, y lo hay, y es bueno. Estamos a una altura buena, y tenemos tierras fértiles. Luego que el mundo nos conozca”.

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