EL VIDEOCLIP DE “LA INCONDICIONAL”, tema lanzado en 1989, aumentó considerablemente el reclutamiento militar en México. Foto: Andina
EL VIDEOCLIP DE “LA INCONDICIONAL”, tema lanzado en 1989, aumentó considerablemente el reclutamiento militar en México. Foto: Andina

El sol nunca deja de brillar y uno siempre termina volteando a verlo o girando alrededor de él. Esa es la premisa que ha acompañado a Luis Miguel en toda su vida. Un cantante que lo ha conseguido todo, incluso lo más difícil, que cuarenta años después de su debut sigamos hablando de él y, sobre todo, de su música. Y no es que haya llevado una vida tranquila, pero así es el sol: brilla sin dar explicaciones. Da luz sin más. Las sombras solo se ven en Tierra.

Los recortes periodísticos indican que con esta serán 13 las veces en que Luis Miguel ha llegado al Perú para dar conciertos. Lo más probable es que sean más y que no todas hayan sido en eventos precisamente masivos. La relación del Sol con este país se gestó muy joven, cuando en 1982 el empresario Jorge Fernández se fijó en el talento del pequeño Mickey, de 12 años, representado por aquel entonces por su padre, Luisito Rey. En YouTube aún permanece esa memorable entrevista con Gerardo Samuel en la que el pequeño y locuaz músico de cabellos rubios y dientes prominentes declara su admiración por cantantes como Elvis Presley o los Beatles. De ahí le siguieron visitas en los años 1990, 1991, 1992, 1993, 1996, 2002, 2004, 2010, 2013, 2014, 2018 y 2019. Memorables son sus presentaciones en el Jockey Plaza, el estadio de Matute o el Monumental; en Lima y Arequipa.

En YouTube también se esconden sus picarescos diálogos con Jaime Bayly en 1991 o sus jugueteos con Gisela Valcárcel en 1992.

Hace unos años, en pleno éxtasis por el estreno de su serie en Netflix —que no hizo sino confirmar que el cantante, aunque a veces dormido, es una de las estrellas latinas más grandes de todos los tiempos— se hizo eco sobre una mala experiencia en nuestro país a raíz de un accidente técnico que casi acaba con la audición del cantante. Si bien no hubo coherencia entre la fecha mostrada en la serie (2005) y lo ocurrido en la vida real (nunca dio un concierto en dicho año en Lima), no fueron pocos los cantantes que culparon a nuestra capital por haber “lastimado” a su Sol. Es que el amor por el hijo predilecto de México puede alcanzar niveles insospechados. “Las incondicionales” están repartidas por todo el mundo. En nuestro país, el club de fans más antiguo corresponde a Las Cómplices, cuya presidenta es Lucy Gómez Sánchez.

Justamente ella recuerda el último concierto de Luis Miguel en 2019, cuando reunió a 22 mil peruanos en el Jockey Plaza. En una entrevista para Perú21 ensayó una férrea defensa tras las críticas de la prensa a la presentación del showman. ¿Acaso el Sol puede perder su brillo?, cuestionó. “No entiendo esos comentarios. Quería saber qué otro artista puede llegar a esas notas. Quién pueda cantar solo junto al saxofón, que tenga un solo junto a un piano. Quizás esa gente (que critica) sigue a Maluma y no entiende este nivel de arte”, disparó la seguidora peruana para dar una sentencia fulminante: “soy fan, pero también sé de oído”.

DOBLE O NADA

Las defensas sobre el brillo del Sol se han multiplicado en la región, sobre todo en los últimos años, cuando se han puesto en duda las capacidades vocales de Luis Miguel. Injustas, quizás, porque no es lo mismo cantar a los 53 años que hacerlo a los 20. Injustas también porque en su mejor momento los teóricos musicales aseguraban que su rango que podía llegar hasta el 6to FA (G2 a F6). En otras palabras, un control vocal que no se aprecia todos los días, similar a estrellas como John Lennon, Jeff Buckley o Elton John.

En México, Chile o Argentina, donde viene de hacer “sold out”, los comentarios han ido por el lado de la poca duración de sus conciertos, que abusa del coreo del público o momentos de displicencia. Críticas aceptables hasta cierto punto, pero ¿qué se puede hacer frente a teorías disparatadas que aseguran que los que cantan en sus conciertos son dobles? En Argentina, donde llenó 10 Movistar Arena (como llenar 10 veces el Estadio Gallardo, de Sporting Cristal), un periodista armó toda una serie de pruebas cuestionables para concluir que el divo mexicano ya no es capaz de dar shows tan seguidos y por eso hace uso de actores en el escenario con su mismo registro de voz y que estos llegan a los países en aviones distintos. El periodismo de espectáculo, muchas veces, puede resultar insufrible.

Lo cierto es que Luis Miguel llegará esta semana al Perú en su jet privado y acompañado de un grupo de 12 personas. Como nos tiene acostumbrados desde hace algún tiempo, no dará entrevistas a la prensa ni se presentará en algún programa. Pedirá velas con olor a vainilla en su hotel, además de tequila, un gran número de rosas blancas, y que la luz no entre tan directamente a su habitación. El sábado 24 y domingo 25 llenará el Estadio Nacional. Cantará y emocionará. Cantará y bailará. Cuatro años después, el Sol saldrá de noche para el fervor de miles de peruanos incondicionales.