Cdte. Fidel Castro, piloto de la FAP, pilotea el avión presidencial que realiza vuelos humanitarios durante la crisis del coronavirus. (Foto: Alessandro Currarino)
Cdte. Fidel Castro, piloto de la FAP, pilotea el avión presidencial que realiza vuelos humanitarios durante la crisis del coronavirus. (Foto: Alessandro Currarino)

Fidel recuerda muy bien la noche del pasado domingo 10 de mayo. Aterrizó en el Grupo Aéreo N° 8 y desde su cabina de mando en el avión presidencial vio a una docena de ambulancias que lo rodeaban. “Parecía una película de Hollywood”, relata. El comandante de la Fuerza Aérea del Perú (FAP) estuvo a cargo de llevar a un grupo de médicos y pacientes infectados con desde Iquitos hasta Lima. Castro es el piloto de la aeronave Boeing 737 de la FAP o –como llaman los militares al avión del presidente de la República– el Fuerza Aérea 001.

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Desde la primera semana de mayo, Castro ha estado viajando constantemente a Loreto para trasladar a pacientes, así como más de 500 toneladas de insumos para contener la emergencia. “Gracias a Dios, sabemos que ahora los médicos están recuperados y tienen la convicción de seguir en la lucha contra esta pandemia”, dice el militar.

Los aviones estuvieron presentes a lo largo de toda la vida de Castro. Cuando apenas tenía cuatro años, salía al patio de su casa para mirar la panza de las aeronaves que pasaban rugiendo por su barrio en Maranga (San Miguel).

Cdte. Fidel Castro, piloto de la FAP, pilotea el avión presidencial que realiza vuelos humanitarios durante la crisis del coronavirus. (Foto: Alessandro Currarino)
Cdte. Fidel Castro, piloto de la FAP, pilotea el avión presidencial que realiza vuelos humanitarios durante la crisis del coronavirus. (Foto: Alessandro Currarino)

Luego, en el año 86, su familia se mudó a Surco, en la urbanización Los Próceres, al lado de la Base Aérea Las Palmas. Desde su techo podía ver todo el movimiento de los aviones y helicópteros. Fidel fue cultivando esa admiración por la aeronáutica hasta el momento en que terminó la secundaria y decidió postular para ser un oficial de la FAP.

Pudo haber sido economista, pues sus padres y sus dos hermanas mayores ejercían esa profesión. Pero él apostó por la vida militar y logró ser la espada de honor (primer puesto) de su promoción.

Ahora más que nunca, el país les agradece a él y a todos los pilotos, equipos técnicos y todo el personal de la Fuerza Aérea por su compromiso y entrega.

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Muchos niños hemos soñado con volar. ¿Cómo logró hacer realidad ese propósito?

A pesar de que yo no tenía ningún familiar que se hubiera dedicado a la profesión de las armas, tenía la convicción de querer ser un piloto militar y decidí intentarlo. Ya estaba por los 17 años y me gustaba la idea de congeniar una profesión con valores. Eso siempre lo voy a tener en la retina. En esa época había muchos comerciales para ingresar a la Marina, a la Fuerza Aérea, al Ejército. El aspecto más interesante es que se incidía en el servicio, la ayuda y el apoyo.

¿Recuerda su primer vuelo?

Claro. El primer vuelo solo es el que marca a todo piloto porque confluyen muchas emociones. Cuesta mucho cumplir esa meta porque hay tantos exámenes, preparación, sacrificio y se pone en riesgo la vida de uno. Al completar ese logro, sentí alivio y satisfacción, debe ser algo parecido a meter un gol en un mundial.

¿Por qué es tan significativo?

Cuando uno aterriza del primer vuelo, siente mucha alegría y felicidad, pero a la vez cansancio porque nos amanecemos varias, varias noches para completar ese vuelo.

Cdte. Fidel Castro, piloto de la FAP, pilotea el avión presidencial que realiza vuelos humanitarios durante la crisis del coronavirus. (Foto: Alessandro Currarino)
Cdte. Fidel Castro, piloto de la FAP, pilotea el avión presidencial que realiza vuelos humanitarios durante la crisis del coronavirus. (Foto: Alessandro Currarino)

¿Cómo se prepara alguien para volar?

Los primeros vuelos son de entrenamiento para lograr la adaptación del ser humano a la profesión aeronáutica. Nosotros no estamos fisiológicamente diseñados para poder volar, es una situación a la que el ser humano tiene que acomodarse. Es muy importante aprender a ubicarse en el espacio y el tiempo, hay que manejar los vientos porque se tiene que interpolar esa información con la velocidad de la aeronave, la dirección, el rumbo, la altura.

¿Cuál es la sensación de una persona que, casi en contra de su naturaleza, se alza por los cielos?

Es algo muy gratificante pilotear una aeronave porque puedo llegar a lugares increíbles en un cortísimo tiempo. Puedo acercar personas, acercar ciudades, llegar a pueblos inhóspitos, conocer y ayudar gente. Volar genera una sensación de libertad, estar a 37 mil pies de altura, a unos 700 kilómetros por hora, bajo el cielo totalmente azul, nos llena de emoción y tranquilidad.

¿Cómo se enteró de que le tocaba trasladar a los médicos de Iquitos que estaban en estado crítico?

Nosotros, en el caso del avión presidencial, hemos sido encargados directamente por órdenes de nuestro señor presidente de la República para realizar las evacuaciones aeromédicas de emergencia tanto de los profesionales de la salud como de pacientes infectados por el coronavirus. Es importante resaltar que inicialmente lo estamos haciendo de forma regular con la localidad de Iquitos, pero vamos a hacerlo también en otras ciudades.

Cdte. Fidel Castro, piloto de la FAP, pilotea el avión presidencial que realiza vuelos humanitarios durante la crisis del coronavirus. (Foto: Alessandro Currarino)
Cdte. Fidel Castro, piloto de la FAP, pilotea el avión presidencial que realiza vuelos humanitarios durante la crisis del coronavirus. (Foto: Alessandro Currarino)

¿Hubo algún temor?

En la Fuerza Aérea estamos percibiendo esta crisis como una ocasión para colaborar de manera significativa, prestar nuestros servicios de manera oportuna y tener la posibilidad de ayudar. Nos enorgullece liderar los vuelos de ayuda humanitaria a nivel nacional.

Pero siempre hay un riesgo.

Las misiones son riesgosas y la situación emocional es fuerte. Sabemos que en cada traslado exponemos nuestra salud, pero lo dejamos de lado porque estamos colaborando de manera directa con salvar varias vidas. Nos sentimos bastante emocionados de estar haciendo algo muy importante, porque al salvaguardar la vida de un médico estamos ayudando a otras personas que luego serán atendidas por ese profesional de la salud.

Cdte. Fidel Castro, piloto de la FAP, pilotea el avión presidencial que realiza vuelos humanitarios durante la crisis del coronavirus. (Foto: Alessandro Currarino)
Cdte. Fidel Castro, piloto de la FAP, pilotea el avión presidencial que realiza vuelos humanitarios durante la crisis del coronavirus. (Foto: Alessandro Currarino)

Es una gran responsabilidad.

Queremos transmitir esperanza y demostrar a la población que no están abandonados, no están solos. Estamos dando todas nuestras capacidades para poder ayudar y poner a los médicos a buen recaudo para que continúen en la primera línea de defensa contra el coronavirus. Lo más importante en estos momentos es demostrar nuestro sentido humano hacia los demás. Esta es una oportunidad para reflexionar sobre cómo debemos vivir en comunidad y más ahora cuando de la conducta de cada uno depende el destino de todos.

AUTOFICHA

- Soy el comandante FAP Fidel Castro Herrera, nací en Lima el 8 de abril de 1977, soy piloto de transporte de la FAP. Tengo el honor de ser el piloto del avión presidencial. Fui campeón nacional de natación en 1992, en los 800 metros. Veo agua y me lanzo, tengo buenos pulmones”.

- “Debo remarcar y agradecer a Dios y a la familia por el apoyo que me dan día a día. Qué mejor retribución que llegar a casa y recibir agradecimientos y muestras de cariño de los vecinos e incluso de desconocidos. Es algo que a uno lo fortalece y lo motiva”.

- “Estoy muy agradecido por ser militar y profesional de la aeronáutica. Tengo mucho cariño por mi institución, por tener oportunidades como esta en las que puedo servir al país. Ese es el deber que tienen todos los peruanos que están en la batalla tan difícil contra el COVID-19”.