Angélica Aragón: "Hemos normalizado la falta de orden social": (Alessandro Currarino/GEC)
Angélica Aragón: "Hemos normalizado la falta de orden social": (Alessandro Currarino/GEC)

Lleva el apellido de su abuela. Pero apenas sabe que su familia fue de origen chino. Murió a los 19 años de un quinto parto, en la segunda década del siglo pasado. Partió cuando su cuarto hijo tenía tres años. Solo existe una fotografía de ella. En su imaginación dibuja a una mujer de campo, sometida porque empezó a tener hijos desde muy joven, solitaria, callada. Cuando se enteró de este antecedente familiar, la conmovió tanto que hizo suya la reivindicación de su apellido, tal vez una forma de cambiar la historia. Angélica Espinoza Stransky es Angélica Aragón.

La renombrada actriz mexicana es parte del filme peruano No me digas solterona 2, que llegará a las salas de cine el próximo 2 de abril. La entrañable figura alcanzó popularidad cuando protagonizó la telenovela Mirada de mujer. Y ahora es ‘Tencha’ en la taquillera cinta dirigida por Ani Alva y producida por Big Bag Films.

Su madre se casó a los 17 años. Y a Angélica le propusieron matrimonio a los 16, en una petición formal, con anillo incluido. Su madre se negó y al pretendiente casi lo echó. “Había muchas circunstancias a favor de ese casamiento, pero una a esa edad no sabe lo que hace. Me fue al revés, no me dejaron casarme”, me dice telefónicamente desde México la actriz que, finalmente, se casó con otra persona a los 25 años.


-Pese a la escasa información, qué historia la de su abuela.

Las mujeres de estas generaciones estamos en una lucha por la equidad de género y mi abuela es un caso de una mujer marginada por el hecho de ser mujer, porque así se acostumbraba en el campo, donde la mujer estaba al servicio del hombre. Aunque aún ocurre. Hace unas tres semanas asistí a unas bodas de oro de una pareja. El cura la felicitaba y le recordó a la señora de 75 años de edad que ella estaba para obedecerlo a él.


-Yo la imagino a usted como una persona de carácter.

Quizás como mi padre (risas). Por eso me gustaron tanto las propuestas de Ani Alva y su hermana Sandra cuando las conocí hace cuatro años y me propusieron el guion número uno de No me digas solterona. Hubo un encuentro ideológico, personal, artístico y creativo muy profundo. Y ahora con la segunda película.


-¿Hoy es necesario dar el paso de casarse en la vida?

Yo pensaba que no. Es más, siempre he abogado por el contrato matrimonial renovable. Usted trabaja en una empresa, ¿pero acaso tiene un contrato de por vida? Entonces, el contrato de por vida es lo que se vuelve una cadena muy pesada. Si sabemos que todas nuestras células cambian, que somos otra persona, ¿por qué no podemos renovar el contrato cada cinco a siete años?


-Interesante: casarse solo por cinco años.

Claro, ¿por qué no? Sin embargo, el asunto es que se adquieren responsabilidades cuando uno forma una pareja. Si esas responsabilidades no se asumen con seriedad, no se conocen a profundidad y no se establecen con claridad, las parejas entran en incomprensión y falta de armonía, y el matrimonio, de alguna manera, a uno lo ubica en qué es lo que está haciendo al comprometerse con esta persona. No es solo compartir una casa ni comprarle un anillo bonito. En todo caso, es necesario establecer qué tipo de compromiso quiere uno.


-En la película usted es una madre que posterga sus ideales. ¿En la vida ha tenido esas renuncias?

Fíjese que no. En la película, es una mujer que trae las costumbres heredadas, pero que entiende que ya no puede aconsejar lo mismo.

En Mirada de mujer (1997), la protagonista podría ser una mujer de 2020 y siento que se parece mucho a usted.

Trabajamos con un director de teatro como Antonio Serrano, y en el trabajo de teatro uno se compromete interiormente, acercas mucho el personaje a uno mismo. Además, era una de las primeras telenovelas en la que no usamos el apuntador electrónico. Eran páginas y páginas de diálogo que uno tenía que aprenderse todos los días. En la mayoría de los casos, hubo improvisación, y eso hizo que se trasluzca la personalidad del actor.


-¿Es su actuación cumbre?

Pues en la televisión, yo creo que sí. Fue una telenovela inteligente para un público inteligente. Visualmente fue original. Teníamos escenas de 15 minutos de duración con las cámaras trabajando para los actores y no los actores para las cámaras. Estábamos en una casa verdadera, donde era 360 grados y toda la iluminación era cenital. Y a lo largo de un año. Ese personaje se vuelve uno mismo. Los personajes de ficción no tienen por qué necesariamente reflejar lo peor del ser humano.


-¿Por eso eligió alejarse de las telenovelas y series que han tomado ese camino?

Hemos normalizado la criminalidad, la falta de orden social. Es como si se hiciera una serie que celebrara a Sendero Luminoso.


-¿Las series de narcos celebran al narcotraficante?

Absolutamente. Vea los títulos: “Los reyes de la mafia”.


-¿Incluso, en series como Narcos, que ya llegó a México?

Yo creo que sí, ¿no? Los vuelven personas entrañables, cuando ellos son los antagonistas de la historia y no los protagonistas.


-Volvamos a su apellido. ¿Se lo cambió oficialmente?

Solo se quedó como nombre artístico, sobre todo porque mi padre fue actor y compositor muy reconocido en México; entonces, era interesante también poderse diferenciar de su apellido.


-Pero fue su gran influencia.

Por supuesto. Un gran maestro, hombre ejemplar que vivió hasta los 96 años, con sentido de la justicia y honorabilidad.


-¿A usted le interesó ingresar a la actividad política?

Soy activista política pero ‘apartidista’. Mi papá me dijo: “Te van a ofrecer diputaciones, senadurías”. A él le propusieron y no las aceptó, y eso me recomendó. Decía: “Nosotros como artistas tenemos una plataforma personal, podemos decir lo que pensamos y sentimos”. Y así lo hago.


AUTOFICHA

- “En 2019 se estrenó una serie en la BBC de Londres estelarizada por Richard Gere que se llama Madre, padre, hijo, en la que tuve intervenciones en tres episodios. A fines del año pasado se estrenó en las salas de cine, con bastante éxito, la película Polvo, donde también estuve”.

- “En Netflix se acaba de estrenar la serie Desenfrenadas; participo en un episodio. Para la Semana Santa estaré en San Luis Potosí, México, con una obra teatral que hacemos desde hace 10 años: Requiem para Jesús Crucificado, en la que soy María Magdalena”.

- “En el festival de Guadalajara se estrenará el filme Los trapos sucios se lavan en casa. Este año estoy filmando la película Sexo, pudor y lágrimas. 20 años después. Y para el estreno de No me digas solterona 2 debo ir a Perú, pero vamos a ver cómo se presenta el coronavirus. Pero mi intención es ir”.