Muchas existen acerca del inicio del , que dieron origen a las estrellas y que conocemos hoy, incluido el planeta sobre el que vivimos. Sin embargo, también el final de estos astros están sujetos a teorías.

Si bien no es un suceso que podremos ver, al menos no nuestra generación ni la siguiente, la Tierra y nuestro Sistema Solar tendrán un final, sujeto al final de nuestra estrella principal, el Sol.

Una pregunta recurrente es: ¿qué ocurrirá cuando el sol finalmente se apague? Cuando el helio del Sol se consuma en su totalidad, se contraerá en una enana blanca, una de las fases de estrellas de este tipo.

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Aunque, en la mayoría de los casos, los astrónomos señalan que antes de ello, primero tendrá una expansión que la transformará en una gigante roja, hasta que que la contracción sobre su propia gravedad la deje como una enana blanca.

Esta transformación sin duda tendrá repercusión a su alrededor, pues destruirá todo a su alrededor. Sin embargo, un reciente descubrimiento se puede considerar como un alivio para la comunidad científica.

El telescopio Keck II, ubicado en el observatorio WM Keck en Hawái, un grupo de científicos logró observar una anomalía de esta situación, en la que un planeta 40% más grande que Júpiter continuaba orbitando a una enana blanca tenue, con solo el 60% del tamaño de nuestro Sol.

Cuando el Sol pase a su fase de gigante roja, los primeros planetas cerca a él desaparecerían incinerados.
Cuando el Sol pase a su fase de gigante roja, los primeros planetas cerca a él desaparecerían incinerados.

Este descubrimiento se hizo con ayuda de una técnica denominada microlente gravitacional en la que se usa la luz refractada del objeto (el planeta en este caso) en una estrella más cercana para observar lo que sucede en dicho sujeto aún sin necesidad de verlo directamente.

¿El futuro de nuestro sistema solar?

La importancia de este descubrimiento radica, no solo en que el planeta es similar a nuestro hermano gigante Júpiter, sino que también tendría una órbita similar a este.

Esto no puede indicar que esta visión a 6.500 años luz puede ser una visión de lo que ocurrirá cuando el Sol se convierta en una enana blanca, en unos 5 mil millones de años.

Sin embargo, esta visión no es necesariamente buena para nuestro futuro, al menos no para el de la Tierra del futuro, pues según los investigadores, cuando una enana amarilla como nuestro Sol pasa a su fase de gigante roja, incinera a los planetas más cercanos a esta al expandirse.

Nuestro planeta sería uno de los que desaparecería a causa de la fase del Sol como gigante roja, sin embargo, los planetas gaseosos como Júpiter orbitarían aún el astro hasta que se convierta en una enana blanca.
Nuestro planeta sería uno de los que desaparecería a causa de la fase del Sol como gigante roja, sin embargo, los planetas gaseosos como Júpiter orbitarían aún el astro hasta que se convierta en una enana blanca.

Esto quiere decir que un trágico destino le espera a Mercurio, Venus, Marte y, por supuesto, nuestro pequeño espacio azul, que desaparecerían del mapa astronómico.

Eso es lo que muestra la enana blanca descubierta y el planeta que orbita alrededor de ella, teniendo en cuenta que parece ser el más cercano a la estrella aún con la órbita de Júpiter.

“El futuro de la Tierra puede no ser tan optimista porque está mucho más cerca del Sol”, explicó David Bennet, coautor de la investigación.

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