Seguramente en tu trabajo, entre tus amigos, o algunos socios, te han invitado a un ‘brunch’ y tú, sin saber exactamente qué significa, aceptaste la invitación para descubrir de qué se trataba. No es un desayuno, tampoco un almuerzo, es algo más -y menos- que eso. Desde sanguchitos, alfajores, café, alguna infusión o cocteles, hasta platillos más preparados, pero sin llegar a plato fuerte, un brunch parece orbitar entre el desayuno y el almuerzo, pero su historia es mucho más antigua de lo que pensamos.

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El término fue acuñado en 1895, hace más de un siglo atrás, por el británico Guy Beringer. El hombre no solo se inventó una palabra, sino también una comida de media mañana. En su ensayo “Brunch: A Plea” para Hunter’s Weekly, Beringer propuso la idea de una comida híbrida entre el desayuno y el almuerzo, pues parecía que no estaba satisfecho con esperar hasta las 3 de la tarde para comer.

Un año después, en 1896, The New Oxford, un periódico de Pensilvania, describió la última “moda” gastronómica en la que los invitados disfrutaban de comida después de las 11 de la mañana, inicialmente considerado un lujo que solo podía costearse la gente con dinero, pues la cantidad de comida debía ser generosa mientras pensaban qué grupo de personas segregar.


El Brunch en Hollywood


¿Ya estás entiendo qué es un brunch? Si todavía no te ha quedado claro, no te preocupes, no eres la única persona que no lo entendió a la primera. Al igual que Flash en esa escena frente a Bruce Wayne, muchos se preguntaban: “¿Qué es un “brunch”? Esperas una hora en una fila solo para almorzar, dime, no lo sé”, así que el término recién comenzó a popularizarse con el auge de Hollywood en la década de 1930.

Las estrellas de cine que realizaban viajes transcontinentales en tren a menudo hacían paradas en Chicago y los hoteles estaban encantados de darles la bienvenida. Los restaurantes pronto siguieron el ejemplo, y en 1939, The New York Times declaró el domingo como un “día de dos comidas”.

Pero esa tendencia poco a poco perdió su “estatus”, ya que dejó de ser exclusivo tan pronto como todo el mundo comenzó a poder acceder a ella. Ahora, un “brunch” puede encontrarse en cada hotel del mundo, incluso en varios hoteles peruanos, porque, bueno, cualquier cosa asociada a la comida tiene que tener un espacio en el país de la mejor gastronomía.

Así que si un domingo no quieres levantarte temprano a desayunar, y tampoco quieres cocinar tu almuerzo, un “brunch” puede salvarte el día sin mucho esfuerzo.


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